Jerusalén – La huelga general que las escuelas cristianas están llevando a cabo desde hace dos semanas contra las políticas discriminatorias aplicadas por el gobierno israelí contra ellas es una batalla para defender la educación, “derecho humano fundamental que no se debe negar a ningún joven”. Así han enmarcado 13 patriarcas y jefes de las iglesias cristianas en Jerusalén, la lucha de las instituciones educativas cristianas que desde el inicio del año escolar aún no han abierto las escuelas a sus estudiantes para protestar por el recorte de los fondos estatales dispuesto por el gobierno israelí. “Nos duele”, escriben los líderes cristianos en un comunicado difundido este miércoles, 16 de septiembre “ver 33 mil estudiantes de todos los credos y confesiones que se quedan fuera de las clases”, mientras que cientos de profesores y empleados pasan sus días de movilización en las escuelas vacías.
La declaración señala que la batalla de la justicia contra la discriminación de las Escuelas Cristianas comenzó hace dos años, cuando el gobierno impuso severos recortes presupuestarios que han llevado a muchas escuelas cristianas a una situación de déficit financiero. En el comunicado, las soluciones propuestas hasta ahora por el Ministerio israelí para salir de la crisis son definidas como poco realistas o incluso peyorativas. “Durante cientos de años”, dice el texto enviado a la Agencia Fides “nuestras escuelas han ofrecido una educación de alto nivel. Nuestro compromiso al servicio de la educación y en la promoción de nuestra sociedad se basa en nuestra propia misión y nuestra visión”. El comunicado pide al Ministerio de Educación y al Gobierno de Israel que ponga en marcha medidas que conduzcan a la suspensión inmediata de la huelga, respondiendo a las demandas justas y nada pretenciosas de las escuelas cristianas. Los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén esperan que esta historia termine con la restauración plena de los derechos y del respeto debido a las escuelas cristianas”, para que puedan continuar su misión educativa, para la gloria de Dios y al servicio de la humanidad”.
En la base de la protesta están las limitaciones presupuestarias impuestas por el Estado hebreo, que ponen en peligro la supervivencia misma de las instituciones educativas dirigidas por las Iglesias y comunidades cristianas en Israel. En pocos años, las subvenciones del gobierno a las escuelas cristianas han disminuido en más del 45%, obligando a las instituciones a aumentar los gastos de escolaridad abonados por las familias, que con frecuencia tienen ingresos por debajo de la media nacional.
Las 47 escuelas cristianas en Israel son frecuentadas por 33 mil estudiantes y dan trabajo a 3 mil profesores. Los subsidios estatales, que hasta hace unos años cubrían el 65% de los honorarios, se han reducido drásticamente y ahora ni siquiera cubren el 30% de los gastos de gestión. .
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