ÁFRICA/REP. CENTROAFRICANA - “El primer “cliente” de nuestros ladrillos fue el Papa Francisco”, dice un misionero en Bangui

Agenzia Fides Bangui – “Es un pequeño sueño que hemos estado cultivando durante años y que, gracias a algunas coincidencias afortunadas y a la ayuda de varias personas, finalmente lo hemos logrado. Si hay un país por construir, nos preguntamos, ¿por qué no tratar de hacerlo ladrillos? Ladrillos reales, ladrillos nuevos, ladrillos fuertes, más fuertes que la guerra”, escribe a la Agencia Fides el padre Federico Trinchero, misionero carmelita en Bangui, quien habla de la fabricación de ladrillos que han puesto en marcha en su Carmelo.
El padre Federico explica el significado de la iniciativa iniciada por los carmelitas. “Todo el mundo sabe que República Centroafricana, después de cinco años de guerra y muchos más de un mal gobierno, es un país que se reconstruirá, o, mejor dicho, se construirá por primera vez. En cuanto a cómo debería comenzar esta reconstrucción, las opiniones son varias. Están los que insisten en continuar la guerra, destruyendo lo poco que se construyó en casi sesenta años de independencia. Afortunadamente, también hay quienes insisten en creer que el país no está condenado a la guerra y que es posible, con determinación, construir pequeñas obras de paz y esperanza”.
“La compra de maquinaria y el inicio de la producción fue posible gracias a la contribución de la asociación francesa “Un P.A.S. avec les Frères Jaccard” y un préstamo de la Conferencia Episcopal Italiana, gracias a los fondos donados a través de 8xmille a la Iglesia Católica”, cuenta el padre Federico.

“Los ladrillos están destinados a la construcción de nuestras misiones, pero también a la venta”, explica el misionero que añade: “Tal vez usted no lo creará, pero nuestro primer cliente fue nada menos que el Papa Francisco. Durante varios meses, tras un deseo explícito del Papa, después de su visita a República Centroafricana en 2015, se está construyendo un centro para personas desnutridas en Bangui. Las obras son seguidas por la Nunciatura Apostólica y se construyó un pequeño edificio con los ladrillos producidos en el Carmelo. ¡Como primer cliente no está mal!”

El padre Federico destaca que “esta actividad tiene un doble valor simbólico para nosotros. En primer lugar, es una pequeña pero concreta contribución al trabajo de reconstrucción del país a través de la creación de centros de formación para la construcción de ladrillos y la escuela agrícola. Además, la mayoría de los trabajadores que recibieron la formación y ahora producen ladrillos o trabajan en la obra, son ex refugiados que vivían en el Carmelo”.

“Hay un segundo valor simbólico. Cuando los primeros misioneros franceses llegaron a República Centroafricana, a fines del siglo XIX, una de las primeras actividades instaladas en las misiones fueron los hornos de ladrillos con los que construyeron iglesias, casas, escuelas, dispensarios y catedrales. Después de más de un siglo, nuestra comunidad recupera discretamente esta actividad, vinculándonos simbólicamente con estos antiguos misioneros”, concluye el padre Federico.

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