Madrid – El 20 de junio, se celebra el Día Mundial del Refugiado. El fenómeno de la migración se está convirtiendo en algo cada vez más alarmante, agravado por los conflictos en todo el mundo. Las personas desplazadas o solicitantes de asilo siguen aumentando y los niños son los más vulnerables . Guerras como las que están teniendo lugar en África, han provocado el desplazamiento forzado de más de 14 millones de personas. Sólo en Sudán del Sur, más de un millón de niños han nacido en los campamentos de refugiados y no han tenido la oportunidad de vivir la infancia.
Entre las diversas iniciativas en todos los continentes, la campaña “Derecho a jugar sin jugarse la vida”, organizada por la ONG española “Entreculturas” de los jesuitas, se dedica a la educación, creando oportunidades que puedan ofrecer estabilidad y esperanza a los niños y jóvenes en situaciones de emergencia. En los países afectados por conflictos armados, la educación puede jugar un papel muy importante para la promoción de una cultura de paz, la educación en valores, la tolerancia en la convivencia. En los Estados árabes, del total de los niños desplazados y refugiados, más del 87% no tienen acceso a la escuela. De los casi 5 millones de niños sirios en edad escolar, unos 2 millones no están escolarizados en el país.
En estas situaciones de violencia generalizada, es imposible asistir a la escuela tanto por la destrucción de las infraestructuras y de las instituciones educativas como por la falta de recursos humanos. En muchos países, ir a la escuela se ha convertido en una actividad de muy alto riesgo para la vida de los niños. De hecho, en la última década, ha aumentado la violencia contra las escuelas, profesores o estudiantes. El objetivo de “Entreculturas” es que estos niños puedan disfrutar de su derecho a jugar y aprender en libertad, sin poner sus vidas en peligro, recuperando su infancia para poder aspirar al futuro que desean y que todo ser humano tiene derecho a tener.
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