Dili – “En los jóvenes está la semilla de la fe. La gente confía en la Iglesia y se sienten atraída por el mensaje de Cristo. Hoy tenemos, en los dos seminarios inter-diocesanos, más de 120 seminaristas mayores y 250 seminaristas menores. Los candidatos, sumando el total de las tres diócesis de Timor Oriental, son más de 500 al año. Pero no podemos aceptar a todos por falta de instalaciones. Muchos se unen a las congregaciones religiosas, salesianos, jesuitas, franciscanos, carmelitas: todas las órdenes religiosas están llenas de seminaristas. Es un florecimiento de vocaciones que nos sorprende y nos hace ser responsables. La evangelización en Timor Oriental pasa principalmente a través de los testimonios en las familias que mantienen la luz de la fe”. Con estas palabras, el p. Mouzinho Pereira López, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias en Timor Oriental, cuenta a la Agencia Fides la vida de la Iglesia en Timor Oriental.
El Director señala a la Agencia Fides: “Timor Oriental es, en proporción, la primera nación católica de Asia: el 96% son católicos. Conservamos una larga tradición que nos ayuda. Pero después de la independencia, en 2002, nos dimos cuenta de que esta fe era superficial, no estaba muy arraigada. Esto se debía a que, cuando la isla pertenecía a Indonesia, era obligatorio tener y declarar una religión al Estado, de lo contrario, se les identificaba como comunistas y, por tanto, enemigos de la nación. Hoy la Iglesia promueve una educación y una nueva toma de conciencia, para que todo el mundo pueda vivir su fe en la vida”, comenta.
Es cierto que “el consumismo, la globalización, las nuevas tecnologías hacen mella sobre todo entre los jóvenes y los modelos culturales importados son aquellos occidentales”, explica el p. López. Timor Oriental es un país joven: el 75% de la población es menor de 30 años y casi la mitad de la población son niños. Son comunes las familias que tienen más de diez hijos. “Existe el problema del desempleo y la pobreza”, dice el sacerdote, pero “sigue habiendo un gran amor a la Iglesia, que siempre ha ayudado a la nación en tiempos difíciles. Hoy la Iglesia es una voz influyente sobre la política, la economía, en la sociedad, en todos los aspectos de la vida. La gente confía en la Iglesia, que promueve el desarrollo principalmente a través de la educación”.
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