Nairobi - “La vida de una persona en Turkana vale cuanto la de una que vive en Nairobi. Advertimos continuamente que el conflicto en el North Rift se está agravando, especialmente por causa de los minerales y del petróleo. Se pierden vidas humanas en estas guerras, erróneamente definidas redadas de ganado” ha afirmado Su Exc. Mons. Philip Arnold Subira Anyolo, obispo de Homa Bay, durante la conferencia de prensa en la cual 20 obispos de Kenia han lanzado la alarma sobre la violencias en el norte del País.
Los líderes de la Iglesia Católica han expresado su preocupación después de que el 4 de mayo más de 70 personas muriesen en Nadome, en la frontera entre los condados de Turkana y Baringo, a manos de 400 hombres armados, que huyeron con más de mil cabezas de ganado y más de 5.000 cabras.
Pero el saqueo de ganado, según los obispos, oculta un conflicto más profundo relacionado con las reservas de petróleo. Mons. Dominic Kimengich, obispo de Lodwar, ha dicho que el petróleo se encuentra en el condado de Turkana, pero se ha creado una disputa fronteriza entre los Turkana y la población de West Pokot, que pretende mover las líneas de demarcación del territorio entre los dos condados de modo que las reservas de petróleo caigan en el suyo.
El condado de Turkana es un área muy marginada en la que, recuerdan los Obispos, el 60% de la población es nómada y sólo el 30% de los niños van a la escuela.
La lucha por los recursos sólo terminará cuando el gobierno inicie programas de desarrollo en las zonas afectadas, dicen los obispos. “Varios líderes regionales hablan mucho. Hacen promesas, pero no presentan las maneras de detener la violencia”, señala Mons. Cornelius Kipng’eno Arap Korir, Obispo de Eldoret.
Por último se pide que se desarme a la población y se haga frente al problema de los líderes locales y de otros que siguen armando y animando a las poblaciones a luchar unos contra otros.
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