Hassaké – Este domingo 6 de junio ha terminado la vida terrenal, intensa y generosa, del arzobispo sirio católico Jacques Behnan Hindo, que durante más de veinte años, de 1996 a 2019, dirigió la archidiócesis sirio católica de Hassaké-Nisibi, en la provincia nororiental siria de Hassaké. El Arzobispo ha fallecido tras una larga enfermedad en París, donde se había trasladado para recibir tratamiento médico.
Antes de que el mal minara sus indomables energías, Hindo dirigió la archidiócesis que le había sido encomendada como un pastor entregado y sagaz, permaneciendo cerca de las comunidades cristianas locales abrumadas -como el resto de la población- por la violencia y el delirio del conflicto sirio.
Jacques Hindo Nació en 1941 en İdil, en la meseta de Tur Abdin, zona de arraigo tradicional de las comunidades cristianas sirias y que actualmente se encuentra dentro de las fronteras de Turquía, fue ordenado sacerdote en mayo de 1969, y después arzobispo sirio católico de Hassaké-Nisibi en 1996. Mientras que la ordenación episcopal la recibió el 18 de junio de 1997.
Durante los años de conflicto, el arzobispo Hindo representó también una voz libre capaz de relatar de forma inconformista los acontecimientos de la época, y de describir fuera de estereotipos y mistificaciones, las condiciones de las comunidades cristianas locales.
Ya en septiembre de 2013, con el temperamento impetuoso que le caracterizaba, Hindo había escrito una carta abierta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidiéndole que detuviera sus planes de intervención militar en Siria. Cuando el conflicto sirio llegó a la región de Hassaké, el arzobispo rechazó 1.700 kalashnikovs ofrecidos por el gobierno de Damasco para ser distribuidos entre los cristianos locales, con el fin de alistarlos en las milicias progubernamentales para utilizarlos contra los grupos armados anti-Assad. “Como hombres de Iglesia” repetía Hindo “no podemos instigar a los cristianos a tomar las armas para participar en el conflicto”. Por la misma razón había criticado las frases de los exponentes del Patriarcado de Moscú que en octubre de 2015 habían bendecido las operaciones militares rusas contra las milicias yihadistas que operan en Siria como una “Guerra Santa”: “Es una forma insensata de definir lo que está ocurriendo en Siria” había dicho el Arzobispo Hindo a la Agencia Fides, añadiendo que “para nosotros esas palabras pueden tener consecuencias devastadoras” . Con la misma vehemencia, en mayo de 2016 , Hindo había definido como “una locura, tal vez inspirada por algún traficante de armas que aún no ha vaciado sus almacenes” la idea de financiar con fondos del gobierno estadounidense el suministro de armas para las autodenominadas “milicias cristianas” que operan en el escenario distorsionado de los conflictos en curso en Siria e Irak. “Desde el primer momento”, subrayó entonces el arzobispo católico sirio en una conversación con la Agencia Fides, “pensé que la campaña para aplicar la categoría de 'Genocidio' al sufrimiento de los cristianos era una operación geopolítica dirigida a intereses concretos. Según los procedimientos de Estados Unidos, utilizando la categoría de genocidio resulta más fácil autorizar operaciones militares o de otro tipo, más o menos transparentes”.
En las fases más sangrientas del conflicto, el arzobispo Hindo había seguido de cerca el sufrimiento de los más de 250 cristianos asirios del valle de Khabur tomados como rehenes por los milicianos yihadistas en febrero de 2015 y luego liberados un grupo tras otro a medida que se pagaban las cuotas exigidas por los secuestradores para su rescate. En 2015, mientras en Hassaké la contraofensiva de las fuerzas kurdas y del ejército sirio ponía cerco a los suburbios periféricos aún ocupados por las milicias yihadistas del Estado Islámico , las urgencias sanitarias y alimentarias de la población civil impulsaron a Hindo a ocupar también un cargo de carácter público. “Me he convertido en responsable de la limpieza, de la recogida de basuras de emergencia, de las desinfecciones y de todos los servicios que tienen que ver con la salud pública”, había dicho el arzobispo a Fides. En los años siguientes, Hindo había informado con acentos críticos e inconformistas de las operaciones llevadas a cabo por los milicianos de las Unidades de Protección Popular y los militantes del Partido Democrático Kurdo para lograr en la práctica su intención de crear una zona autónoma kurda en la provincia siria de Hassaké, denominada en los medios de comunicación kurdos con el nombre kurdo de Rojava. Incluso cuando comenzó la dura época de su enfermedad, el arzobispo Hindo nunca alejó la mirada del sufrimiento de su pueblo: “No es cierto que la guerra en Siria haya terminado. Seguimos subiendo nuestro Gólgota”. Así es como el arzobispo Jacques Behnan Hindo describió a Fides los sentimientos con los que los cristianos de la región nororiental siria de Jazira se preparaban para vivir los días de la Semana Santa a finales de marzo de 2018.
Descansa en paz.
Publicar un comentario