Yaoundé – “La gran crisis en la que está inmerso Camerún, debido a las tensiones en las regiones anglófonas del país, está teniendo un fuerte impacto en varios sectores, desde la educación hasta la sanidad. Ni el peligro del coronavirus, ni la apertura de las negociaciones han detenido el conflicto civil: los enfrentamientos entre los rebeldes independentistas y el ejército regular continúan, con consecuencias preocupantes, especialmente entre los civiles. El trabajo de los frailes es difícil, pero la intención de perseverar en su cercanía al pueblo es fuerte”.
Así lo dice a la Agencia Fides fray Marino Pacchioni, misionero capuchino, haciendo un balance de la dolorosa situación que, desde 2016, ve a las regiones anglófonas del país atravesadas por el conflicto, la violencia y la pobreza.
“La situación actual - explica Fr. Marino -, hace que el trabajo de los frailes en Camerún sea complejo porque es una crisis que toca los aspectos sociales, económicos, apostólicos y cotidianos”. Los capuchinos del país están presentes sobre todo en las 2 regiones donde, a causa de los continuos combates entre los militares del ejército y los hombres armados, se han producido muchos daños. “En esta parte del país - informa el religioso -, la gente vive de la agricultura cultivando pequeñas parcelas. Ahora no tienen nada. A causa de los incendios provocados por el conflicto, se ha perdido gran parte de la producción”.
“Muchos desplazados -continúa- han encontrado refugio en algunas de nuestras fraternidades y en algunas parroquias, como la del Sagrado Corazón en Shisong. Cientos de personas han sido ayudadas por los frailes en cuerpo y espíritu, con alimentos y apoyo fraternal para ayudarles a superar el shock de la violencia que han sufrido”.
El sector de la educación es uno de aquellos en los que están más implicados los Hermanos Capuchinos y que pueden llevar adelante gracias a la ayuda que reciben a través de un programa de apoyo a distancia. El Colegio San Antonio de Mbohtong, con casi 400 alumnos, se cerró hace cuatro años. “Por razones de seguridad - dice Fray Marino -, se consideró oportuno trasladarlos a todos a regiones más seguras del país. La tragedia es que estos niños y niñas, además de sufrir la guerra, también sufrirán en el futuro la falta de educación provocada por la imposibilidad de asistir a cursos regulares”.
La situación es difícil incluso para los más jóvenes: “Por ahora - observa el misionero - no se habla de reabrir las escuelas, sería demasiado complejo”. Y concluye explicando que actualmente “estamos inmersos en la construcción de un foyer para acoger a los niños e intentar darles continuidad educativa”.
La crisis tiene sus raíces en la declaración de independencia de Camerún . Desde entonces, las fricciones entre la minoría anglófona y la mayoría francófona han ido en aumento hasta culminar, en 2017, con la declaración de independencia de los irredentistas y el nacimiento de la República de Ambazonia. Desde entonces, el enfrentamiento, que antes se limitaba a un debate político, se ha convertido en enfrentamientos muy graves entre los separatistas y el ejército regular. En los últimos años, la situación ha empeorado. Según Naciones Unidas, el conflicto se ha cobrado la vida de más de 3. 500 personas y ha obligado a más de medio millón de habitantes a huir a las regiones francófonas de Camerún o a la vecina Nigeria.
Link correlati :El vídeo de la entrevista en el canal Youtube de la Agencia Fides
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