Bkerké - Un “Gobierno de líderes”, que involucre como miembros del ejecutivo a los máximos representantes de los principales partidos libaneses, como única forma de superar la parálisis política e institucional que envuelve al Líbano y que parece correr el riesgo de enviar a la ruina a todo el sistema del país.
Esta es la sorprendente propuesta realizada por el cardenal Béchara Boutros Raï, Patriarca de Antioquía de los Maronitas, en unas declaraciones a los medios de comunicación tras su último encuentro con el presidente libanés Michel Aoun.
El miércoles 2 de junio, el primado de la Iglesia maronita acudió al Palacio Presidencial de Baabda para reunirse con el presidente Aoun en relación con el encuentro con los jefes de las Iglesias y comunidades cristianas del Líbano convocado por el papa Francisco en el Vaticano el 1 de julio. Al final de la reunión con Aoun, instado por los periodistas, el Patriarca volvió a expresar su amargura por los vetos cruzados que han impedido la formación de un nuevo gobierno nacional desde el pasado mes de octubre. A continuación, continuando con sus comentarios, el Patriarca formuló de forma extemporánea la propuesta de implicar directamente a todos los principales líderes políticos de los bandos enfrentados en la estructura gubernamental, creando una especie de “gobierno de unidad nacional” llamado a hacerse cargo de la grave emergencia nacional. El cardenal libanés trató de dar fuerza a la propuesta recordando una especie de “precedente histórico”, representado en su opinión por el primer gobierno formado en la época de la presidencia de Fu'ad Shihab, que después de 1958 contó con la participación de los líderes de los partidos de la oposición como miembros del ejecutivo, como el fundador del partido Kataëb, Pierre Gemayel, y el líder del Bloque Nacional, Raymond Eddé.
Los medios de comunicación libaneses siguen atribuyendo el fracaso en la formación de un nuevo ejecutivo al tira y afloja entre el presidente Aoun y el primer ministro en funciones, el suní Saad Hariri, en relación con los puestos ministeriales que deben ser otorgados a algunos ministros cristianos en el equipo de gobierno. En realidad, el estancamiento que paraliza la escena política libanesa tiene raíces mucho más profundas, e incluso la propuesta improvisada del Patriarca Raï atestigua a su manera el esfuerzo por buscar soluciones nuevas y "experimentales" a una crisis que parece no tener salida. Hasta ahora, ninguna fuerza política importante ha expresado su apoyo y consentimiento a la propuesta del Patriarca. Los exponentes de la Corriente Patriótica Libre han dado tímidos signos de apertura, mientras que los círculos del Partido del Futuro han filtrado a través de los medios de comunicación libaneses una importante desconfianza sobre la posibilidad de considerar seriamente la sugerencia extemporánea del cardenal maronita.
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