New York - “El violento levantamiento del Capitolio en Washington DC marca un momento oscuro en la historia de Estados Unidos. Momento que ha conmocionado y perturbado a la gran mayoría de los estadounidenses que creen en la libertad de expresión, el estado de derecho y el ejercicio de elecciones libres y justas”: así explica a la Agencia Fides el p. David B. Couturier, OFM. Cap., fraile capuchino estadounidense, director del Instituto Franciscano de la Universidad San Bonaventure de Nueva York, comentando la situación actual en Estados Unidos, tras la protesta de los simpatizantes del presidente Donald Trump que, el 6 de enero pasado, irrumpió en el Parlamento, provocando 5 muertos y 14 heridos.
El p. Couturier explia: “Nos encontramos en los últimos momentos de una presidencia que ha estado marcada por un gobierno autoritario, por divisiones y prejuicios. El pueblo estadounidense ha hablado en voz alta y en las últimas elecciones han pretendido denunciar y acabar con la era Trump, llena de prejuicios”. La larga historia estadounidense de una transferencia de poder ordenada y pacífica ha sido violentamente interrumpida por una mafia pro-Trump, incitada a acciones peligrosas e ilegales por el presidente, por su hijo, Donald Jr., por su abogado personal Rudy Giuliani. Las acciones del presidente prueban lo que muchos de nosotros en las comunidades franciscanas hemos creído y mantenido durante los últimos cuatro años: que el presidente Trump no era intelectual y moralmente apto para ocupar un alto cargo en el estado. Las acciones del presidente y las de sus seguidores ha sido denunciadas en voz alta y ampliamente por la gran mayoría del pueblo estadounidense”.
El fraile capuchino concluye: “En unos días, Trump dejará su cargo y América se recuperará de la larga pesadilla vivida bajo esta administración moralmente deficiente. Nos reuniremos con nuestros amigos y socios internacionales en la búsqueda de la paz, el cuidado de la creación y del bien común con todas las personas. Las comunidades franciscanas de los Estados Unidos han sido una voz fuerte y constante por la paz y la justicia durante estos cuatro años inquietantes. Seguiremos siendo testigos fieles del abundante amor de Dios por todos, especialmente aquellos que son pobres y vulnerables”.
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