Brasilia - “Para erradicar el Covid-19 es fundamental que todos caminemos juntos, solidarios y sin exclusiones. El virus no respeta fronteras, clases sociales o cualquier otra forma de categorización que suele ser la base de una discriminación deplorable. Por tanto, la consigna es la unión. Es necesaria una mayor corresponsabilidad para afrontar este desafío sanitario y social. No se lucha contra una pandemia de forma aislada. Cada uno debe cuidarse a sí mismo y, sobre todo, al otro, que es hermano y hermana, con profundo respeto al distanciamiento social y atención a los protocolos de salud señalados por las autoridades sanitarias”. Así lo afirma la Presidencia de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil en su primer mensaje del 2021, que lleva la fecha del 6 de enero y el título “Unidos y responsables hacia lo nuevo que deseamos”.
“La novedad que buscamos en este año 2021 - está escrito en el texto - requiere la unión de todos los ciudadanos de buena voluntad para hacer frente al Covid-19. Las cifras muestran que la pandemia se está agravando en Brasil. Los muertos ya son unos 200.000. Las vidas perdidas no pueden simplemente crear tablas estadísticas. Son dolor y duelo en el corazón de las familias”.
Por tanto, los obispos exhortan a “no rendirse a la indiferencia de algunos, a la negación de otros o a la tentación de reunirse”, a no permitir que la fatiga y la desinformación conduzcan a actitudes irresponsables. Por eso afirman que “la vacuna es para todos” y la vacunación debe entenderse “como un hecho social, no individual, para lograr los objetivos señalados por los epidemiólogos”.
Para hacer frente a la pandemia se deben seguir los criterios de justicia, solidaridad e inclusión. “Cada institución y segmento de la sociedad tiene serias responsabilidades en este proceso”, prosiguen los obispos, asegurando el compromiso de la Iglesia católica “de colaborar como fuerza educativa y solidaria hacia un nuevo estilo de vida”.
Por último, advierten que “la sociedad brasileña requiere de una rápida unión y acción de los gobernantes, en las distintas esferas del poder, guiada por la ciencia y por serias indicaciones de los epidemiólogos, para que la vacunación comience de manera urgente, porque cada día se pierden vidas humanas debido a la pandemia, agravada también por sus impactos económicos y sociales”. Se debe prestar especial atención a los más vulnerables y pobres, ya que “es inaceptable y poco inteligente que la vacuna llegue a algunos más rápidamente, dejando al descubierto a la mayoría de la población”.
Citando al Papa Francisco en la encíclica “Hermanos todos”, los obispos subrayan en la parte final que la humanidad agotada por la pandemia “encontrará una cura sólo si camina junta, adoptando la solidaridad como principio rector de las relaciones, para que todos tengan la oportunidad de vacunarse”. Finalmente, invocan a Dios para que “nos ayude a aprender la lección de esta pandemia, para que podamos superarla y avanzar en la construcción de un mundo más saludable, partiendo de la fraternidad universal y la solidaridad”.
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