Zamboanga – “En un momento en que las personas están siendo asesinadas por pertenecer a una religión o un grupo específico, es importante recordar el valor de la vida, y reafirmar nuestro origen común que nos da la misma dignidad como criaturas del mismo Dios”: así se lee en el mensaje difundido por el movimiento para el diálogo islámico-cristiano “Silsilah”, presente desde hace 30 años en el sur de Filipinas con motivo del Ramadán, el mes sagrado de la comunidad islámica .
El texto enviado a la Agencia Fides, dice: “Es urgente reflexionar sobre los problemas nuevos y alarmantes de violencia en el mundo, en las Filipinas, especialmente en Mindanao. La presencia de los movimientos radicales que apoyan la violencia religiosa, nos lleva a reflexionar y preguntarnos: ¿Por qué hay tanta violencia” continúa el texto.
El mensaje recuerda la “Carta abierta”, firmada por 126 líderes musulmanes del mundo en septiembre de 2014, condenando al “Estado islámico” y es “la prueba de que el mundo islámico está reaccionando a esta nueva forma de violencia que crea prejuicios y miedo entre las personas de diferentes culturas y religiones, incluso en las Filipinas”.
El movimiento lanza un llamamiento a "los que tienen autoridad, a los líderes religiosos musulmanes, en particular, para que se mueven con más determinación en contra de todas las formas de extremismo emergentes aquí y allá, en el nombre del Islam. Esta es una necesidad urgente para proteger la identidad de la religión islámica y salvar el proceso de paz en Mindanao".
“Construir la paz sobre el miedo – se afirma - no ayuda al proceso de paz. Silsilah sigue construyendo, junto con todos los hombres de buena voluntad, una cultura del diálogo y del respeto”.
El texto continúa: “Esperamos que el mes de Ramadán sea sin duda un momento de 'gran yihad' que es la 'lucha de purificación' de los corazones y las mentes de toda forma de violencia. Este es el camino espiritual que el Islam tiene como objetivo, y subraya, en particular, durante el mes de Ramadán, y que los cristianos aprecian y respetan”.
“Los musulmanes y cristianos - concluye - son llamados a imitarse entre sí en el bien, si quieren salvar el mundo. La paz mundial y en Mindanao sólo pueden construirse sobre el amor y el respeto mutuo” .
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