Yangon Myanmar – “Lanzo un llamamiento a los líderes de Myanmar para que se abandonen las armas y la violencia y se dialogue con todas las comunidades, de todas las etnias y religiones, buscando una solución pacífica a décadas de conflicto, comenzando un nuevo proceso de paz, justicia, verdad y reconciliación”: afirma el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon y presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia en una carta abierta publicada a principios de diciembre y enviada a la Agencia Fides.
El cardenal insta a los gobernantes de Myanmar a que dirijan toda su energía y esfuerzos “para cuidar a las personas pobres y que sufren durante”, en una nación que aún vive las heridas de largos años de conflicto. El cardenal Bo ha recordado a todos que es su deber, como sacerdote y pastor, hablar en nombre de los pobres, los marginados y los que no tienen voz. "Ahora es el momento de buscar la verdad, la justicia, la paz y la reconciliación. Soy sacerdote, no abogado ni político, por lo que no comentaré nada sobre las iniciativas legales internacionales actuales. Pero sé que para que haya paz, debe haber justicia, y para que haya reconciliación, debe haber reconocimiento de la verdad”, afirma.
El Arzobispo de Yangon también se dirige a la comunidad internacional para que "tenga en cuenta el bienestar de todo el pueblo de Myanmar". "En particular, insto a la comunidad internacional a garantizar que, en un esfuerzo por enjuiciar a los responsables de crímenes contra la humanidad, no penalicen inadvertidamente a quienes no son responsables y no castiguen a todo el pueblo de Myanmar en su conjunto". Y continúa: “que la comunidad internacional tenga cuidado de no tomar medidas que puedan perjudicar a los más pobres. Animo a la comunidad internacional a centrar sus esfuerzos focalizandose en aquellos que son directamente responsables de perpetrar violaciones graves de los derechos humanos y graves injusticias".
En la carta, el cardenal también subraya el papel positivo del diálogo interreligioso y el compromiso de la Iglesia con la paz, la reconciliación y la justicia, mientras el país atraviesa una fase histórica que "necesita desesperadamente curarse". "Durante setenta años, Myanmar se ha visto azotado por conflictos étnicos, dictaduras y nacionalismos religiosos que han llevado a un derramamiento de sangre horrible, muerte, destrucción, esclavitud y abusos”, recuerda. "Durante demasiadas décadas, Myanmar se ha visto excluido del mundo". En los últimos siete años han surgido algunos signos de esperanza y signos de luz, que luegon han sido reemplazados de nuevo por nuevas nubes oscuras", señala.
En la carta, el cardenal concluye: "Justicia y paz van de la mano, verdad y reconciliación caminan juntas. Myanmar necesita la ayuda del mundo para recorrer el camino de la verdad y el perdón. Rezo por mi nación y por la comunidad internacional, para que juntos podamos caminar de la mano en la búsqueda de la verdadera paz".
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