Nzara - “Somos una familia del pueblo de Dios, en servicio participativo a la Iglesia”. Es el tema del Primer Sínodo Diocesano organizado por la diócesis de Tombura-Yambio del 27 de noviembre al 7 de diciembre en el Centro de Palica, en Nzara, en el estado de Gbudue. Esta es la primera asamblea sinodal en la historia de Sudán del Sur. Sacerdotes, religiosos y laicos de toda la diócesis participan en este encuentro histórico.
El arzobispo Eduardo Hiiboro Kussala, obispo y organizador, explica a Fides: “Dios todopoderoso y siempre vivo, guía y apoya continuamente a tu Iglesia peregrina que has establecido como el sacramento universal de la salvación. Así comenzó la Oración por el Sínodo Diocesano que todos los fieles recitaron durante casi tres años mientras nos preparábamos para este evento tan importante, el primero en la historia de nuestro país”.
“Como Iglesia peregrina, continúa el obispo, no somos una realidad estática, sino que estamos en un viaje continuo a través de la historia hacia ese fin último y maravilloso que es el Reino de los Cielos. Tras la invitación de Jesús de “ir y hacer discípulos a todas las gentes”, las actividades misioneras de la Iglesia surgen del anuncio de Jesucristo, el Hijo de Dios y el Salvador del mundo.
Desde su inicio, la Iglesia ha sido una iglesia misionera”, indica monseñor Hiiboro, quien dice que está completamente satisfecho de este primer sínodo. “Desde el comienzo del proceso del sínodo, la dinámica ha sido la de buscar, escuchar y discernir, es decir, buscar la opinión de todos, escuchar a todos y discernir con todos los que forman parte de nuestra Iglesia. Esta forma de hacer implicó a fieles, religiosos y sacerdotes. Del proceso está resultando un diálogo fructífero. Los delegados, hombres y mujeres de cada una de nuestras 35 parroquias y seis decanos, así como muchos miembros del clero de la diócesis, asistieron a esta primera celebración sinodal diocesana motivada por los desafíos que enfrentamos en nuestra diócesis de Tombura-Yambio.
Monseñor Hiiboro destaca el amor a la Iglesia, la fe y la esperanza para el futuro demostrada por los participantes: “En todas las deliberaciones surgió la necesidad de escuchar la Buena Nueva de la misericordia de Dios, la Buena Nueva de la esperanza cristiana y la Buena Nueva de la salvación en y por medio de Jesucristo y su Iglesia. Sudán del Sur es un lugar de sufrimiento y este sínodo es visto por todos como un signo de esperanza en la búsqueda de una solución definitiva para nuestra trágica situación”. “Es más que nunca evidente que la renovación interna requiere de un cambio profundo de mente y corazón, y el crecimiento espiritual personal debe estar enraizado en la Eucaristía y en la devoción a la Santísima Madre. Debemos abrazar las enseñanzas de la Iglesia, participar en la vida parroquial y en las obras de misericordia”, asegura el obispo. “Entre los objetivos de este Sínodo está llegar a aquellos grupos que se sienten en la periferia de la Iglesia, los llamados “católicos desaparecidos”, los que son extraños a la Iglesia y también a las jóvenes víctimas de la guerra. Llegar a ellos con amor y compasión es parte de la misión que requerirá nuevos métodos para alcanzar a grupos a los que quizá no llegan los medios de comunicación tradicionales. Todos los miembros de la diócesis católica de Tombura-Yambio están llamados a compartir con alegría nuestro amor a Dios, a la Iglesia y hacia todos los que nos encontramos”.
Monseñor Hiiboro recuerda dos aspectos generadores de esperanza: el acuerdo de paz firmado para poner fin a la sangrienta guerra civil que estalló en diciembre de 2013 y el anuncio del Papa Francisco de visitar el país . “Observamos los signos positivos y avanzamos, confiando en la gracia de Dios”, concluye.
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