Damasco - La población siria vive en incertidumbre, casi en paz pero en guerra. Es una situación incierta y difícil que se está volviendo insostenible para los más débiles, y que sufren especialmente los cristianos que en algunas zonas han casi desaparecido. Es un cuadro lleno de claroscuros que surge del breve e intenso mensaje para la Cuaresma difundido por Samir Nassar, el arzobispo maronita de Damasco. “La reconstrucción está congelada hasta nuevo aviso mientras que el dólar continúa aumentando su valor en comparación con la moneda local y toda la economía nacional está penalizada por sanciones de organismos internacionales que afectan principalmente a las personas más pobres”, se lee en el mensaje.
En el preocupante escenario descrito por el arzobispo Samir Nassar, el “pequeño rebaño” de los cristianos sirios parece hacerse aún más frágil por los procesos alarmantes de envejecimiento y emigración: “En la última gran reunión de familias solo cuatro parejas tenían menos de 50 años. El envejecimiento de las familias cristianas es un signo alarmante”. Según las primeras encuestas, -prosigue el obispo maronita-, los cristianos en Siria asumen la apariencia de “una minoría que envejece ante la incertidumbre”. “Si en 2009 representaron el 4,7% de la población, -se pregunta el obispo maronita-, ¿cuántos son hoy? ¿Cuál es el futuro del pequeño rebaño?”
En este contexto, el camino de la Cuaresma también a la luz de las enseñanzas y sugerencias expresadas por los dos últimos Papas, representa una vez más para el arzobispo Samir Nassar una ocasión para redescubrir que la Iglesia avanza en la historia solo en virtud de la fe de los mártires, guiados por el “fuego del espíritu y la luz del evangelio”. Y solo por eso se puede mantener en la fe del apóstol Pedro.
Publicar un comentario