- "Nuestra misión es estar cerca de los pobres. Cualquiera que sea la fe que profesen y la etnia a la que pertenezcan. Ya sean inmigrantes o ciudadanos locales". Así se refirió a Fides Francesco Martialis, director de Caritas Yibuti, al habar del espíritu con el que opera la organización que forma parte de la Iglesia católica.
Yibuti es un país musulmán en el que la Iglesia católica no puede hacer una evangelización abierta, pero sí puede actuar en el ámbito social. "Caritas opera en Yibuti desde 1952. Todos, desde las autoridades hasta los ciudadanos, saben que somos una emanación de la Iglesia católica, pero podemos trabajar libremente con la gente y para la gente. Un trabajo que es apreciado y reconocido", indicó Martialis.
Yibuti es un pequeño Estado enclavado entre Eritrea, Etiopía y Somalia. Antigua colonia francesa, es independiente desde 1977. En estos 42 años ha experimentado fuertes tensiones entre los grupos étnicos Isa y Afar . Hasta la fecha, no ha habido una pacificación completa y para superar este conflicto latente, el gobierno intenta jugar la carta unificadora del Islam. "La fe islámica es una carta política que el gobierno utiliza para unificar a la nación. Lo que es preocupante, sin embargo, no es este aspecto, sino la constante propagación del fundamentalismo, que proviene de algunas naciones de la Península Arábiga. Este Islam es intolerante y totalmente ajeno a la tradición religiosa tolerante de los yibutianos. Durante siglos, cristianos y musulmanes han convivido sin problemas. Estas infiltraciones saudíes dañan tanto a los cristianos como a los musulmanes locales".
Los cristianos son, en realidad, unos cinco mil: la mayoría son católicos, a los que se añaden los reformados y los ortodoxos . La mayoría de los católicos son soldados de las bases francesa e italiana y miembros de la misión de las Naciones Unidas en Yibuti. La diócesis local, dirigida por el obispo italiano mons. Giorgio Bertin, cuenta con tres sacerdotes y una treintena de monjas. "Nosotros - explicó Martialis - aunque somos una organización de inspiración religiosa, trabajamos de manera secular. Obviamente, si nos preguntan de dónde sacamos nuestra fuerza, decimos abiertamente que somos cristianos. Pero esto no nos limita. Al contrario, nos ayuda a trabajar con todos, especialmente con los más pobres de los pobres".
Los proyectos son diversos. El principal se refiere a los niños de la calle, víctimas potenciales de la trata de seres humanos. Se les proporciona atención médica, ropa, comida, pero también formación y escolarización. "La mayoría de ellos son migrantes . Viven en condiciones terribles. Muchos se drogan. Son violentos. Las chicas se prostituyen. Tratamos de darles el afecto que necesitan y tratamos de reintegrarlos a sus familias". Caritas ayuda a los más pobres, a los migrantes y a los yibutianos, ofreciendo también atención médica gratuita en la clínica católica y en los hospitales públicos. Desde hace años, también ha puesto en marcha un proyecto de apoyo a las comunidades del interior especialmente afectadas por la sequía y, con ellas, está iniciando un proyecto de protección del medio ambiente.
Hace dos años, Caritas Yibuti intentó crear una presencia para ayudar a las poblaciones más afectadas por la guerra, pero ha encontrado serias dificultades. Ahora está considerando una nueva misión en el país, pero mientras tanto está tratando de ayudar a los yemenitas en Yibuti con un proyecto que incluye capacitación profesional, microcréditos y ayuda básica. "Esto -concluyó Martialis - es nuestra manera de estar cerca de los yibutianos y de los migrantes. Una ayuda concreta para los necesitados. Trabajamos con espíritu evangélico en tierra islámica". .
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