Islamabad - “Estamos llamados a construir la paz en el mundo y a contribuir en la lucha contra el terrorismo que afecta a víctimas inocentes. Condenamos cualquier ataque contra las minorías religiosas, como aquellos que tuvieron lugar en Pakistán y en Nueva Zelanda y que arrebataron las vidas de nuestros hermanos musulmanes. Expresamos nuestra solidaridad con las familias que perdieron a sus seres queridos en el ataque de Christchurch, donde también murieron nueve ciudadanos paquistaníes. Estamos cerca de ellos y rezamos por ellos. Durante este tiempo de Cuaresma observamos y ayunamos por la paz y contra cualquier forma de terrorismo”. Es el mensaje que llega a la Agenzia Fides de parte del arzobispo Joseph Arshad, obispo de Rawalpindi-Islamabad, quien presidió una vigilia de oración por la paz para decir “No” al terrorismo en la catedral de Rawalpindi, la tarde del sábado 23 de marzo. Cientos de fieles, sacerdotes y religiosos participaron en esta vigilia de oración. El arzobispo Joseph Arshad, quien también es presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán, quien expresó su firme condena por el ataque en Nueva Zelanda, comentó: “Estamos consternados y todos estamos llamados a hacer nuestra parte, en todas las naciones del mundo. La masacre de musulmanes en Nueva Zelanda muestra la creciente ola de extremismo y radicalización que está avanzando en todo el mundo. Y demuestra que el terrorismo no tiene religión ni fronteras nacionales. El terrorismo profana el nombre de Dios”.
El cardenal Joseph Coutts, arzobispo de Karachi, también expresó los sentimientos de los cristianos pakistaníes condenando “el horrible ataque a las mezquitas en Nueva Zelanda” y definiendo a Naeem Rashid, el maestro pakistaní que se sacrificó tratando de para al asesino como “un héroe nacional”. El cardenal invitó a los fieles a vivir el tiempo de Cuaresma con este espíritu. “Es un tiempo de oración, ayuno y penitencia”, recordó. “Hoy estamos llamados a rezar por todas las víctimas de la violencia y el terrorismo, a trabajar por la justicia y por la paz”, ofreciendo “con todo nuestro corazón, nuestra profunda solidaridad y nuestro afecto por nuestros hermanos y hermanas musulmanes en este momento de sufrimiento”. Hablando del gesto de Naeem Rashid monseñor Coutts señala que “los pakistaníes somos personas de paz y que podemos sacrificar nuestras vidas por los demás”.
En la nación, ciudadanos de diferentes confesiones han convocado concentraciones de solidaridad en las últimas semanas con vigilias de oración que han involucrado a los creyentes de todas las comunidades religiosas. Saleh Diego, vicario general y director de la Comisión Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Karachi, apreciando la unidad mostrada por toda la nación pakistaní en esta dolorosa situación, señala: “Sentimos tristeza y amargura al ver en Pakistán como en Nueva Zelanda o en otras partes del mundo, hombres que, inspirados por una ideología fundamentalista, matan por odio religioso. Todos somos hijos de Dios y hermanos en la humanidad”.
También en el Peace Center en Lahore, dirigido por el padre dominico James Channan, se organizaron varios encuentros interreligiosos para “condenar el terrorismo y exigir la unidad entre todos los hombres de buena voluntad e instituciones. Los terroristas traicionan la fe y abusan de la nombre de Dios, que enseña al hombre amor, cercanía, acogida y misericordia”, dice el padre Channan.
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