Kolowaré – “Los problemas continúan en nuestra área y en todo el país. La vida comienza a reanudarse, pero las personas todavía tienen miedo. Miedo de las represalias. Los militares o las fuerzas del orden entran en las casas por la noche, despiertan a la gente, les hacen tirarse por el suelo, les golpean. Algunos han venido a curarse a nuestro centro de salud” , explica a la Agencia Fides el padre Silvano Galli, de la Sociedad de Misiones Africanas .
“Hay personas que han escapado a los bosques y en los países vecinos. Un líder de una aldea ha tratado de llevarles 20 sacos de arroz, pero se lo han impedido. Y luego hay saqueos. Menciono uno de los muchos: nuestro correo, completamente destruido. Tuve que pedirle a uno de nuestros padres en Lomé que me vuelva a hacer la suscripción porque incluso las oficinas de Telecom son inaccesibles”, continúa el misionero.
“Todos están asustados y la gente se va. Y es que no solo hay miedo por los militares que entran a las casas por la noche, sino también por los jóvenes vándalos. Según testimonios provenientes de la pagina alome.com y de icilome.com, estamos en guerra. En Sokodé han destruido y saqueado bodegas, además de correos, Telecom, les Affaires sociales, la UTB y casas particulares, como la del Ministro de Agricultura, y el cuartel de la calle del obispado. Además han matado a los dos guardias frente a la casa del Ministro de Agricultura.
Hace unos días, vi camiones militares pasando frente a la misión. Estaba con una familia para un momento de oración, - todas las noches en el mes de octubre rezamos el rosario en diversas familias -, y los padres contaban el miedo de sus hijos cuando vieron los camiones militares y corrieron hacia el bosque.
Ayer, 27 de octubre, regresé a Sokodé después de unos quince días. La última vez que intenté ir fue el 10 de octubre. Cuando estaba casi en Sokodé me hicieron retroceder. Todo estaba bloqueado. La noche anterior habían arrestado a un Imam y la gente se rebeló por la noche y comenzó el saqueo y la destrucción. Por la mañana pude llegar y noté el miedo que aún se respiraba. Un amigo me dijo: apúrate en lo que tienes que hacer, y luego regresa a Kolowaré, pueden llegar en cualquier momento camionetas militares. Luego al entrar en una tienda la señora me dice: 'Ha visto, han destruido nuestro mercado, y los Kotokoli no son buenos: han degollado a dos agentes de policía en la casa del ministro'. De ahí paso a la oficina de correos -continúa el padre Silvano- para constatar la destrucción total de todo. Algunos estaban recogiendo escombros. Me acerco, saludo, trato de desearles valentía y confianza, y sobre todo, les exhorto a no mantener el odio, el rencor, o a cultivar la violencia y el resentimiento. Al regreso unos soldados, me detienen. Ven una pila de folletos a mi lado. Yo digo que son catecismos. 'Déjame uno, me dice el militar, yo también soy católico, así puedo leer mientras estoy en servicio'”, así concluye su historia el misionero.
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