Juba - “Durante más de dos años, el estado de Plateau ha gozado de una convivencia feliz y en paz pero la paz se ha interrumpido bruscamente por una ola de asesinatos en la zona baja entre los Fulani y los Irigwe” denuncia Su Exc. Mons. Ignatius Ayau Kaigama, Arzobispo de Jos y Presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria, en un mensaje recibido por la Agencia Fides. En el estado de Plateau, el 16 de octubre pasado, al menos 29 civiles, - entre ellos muchas mujeres y niños -, refugiados en una escuela primaria, fueron brutalmente asesinados por un grupo de hombres armados que irrumpieron en el edificio.
“Los ataques se han producido en concomitancia con las reuniones espirituales nacionales de los nigerianos católicos celebradas en la ciudad de Benin para consagrar nuestro querido país a la Virgen y rezar por la paz, la unidad y la reconciliación entre los nigerianos”, ha recordado el arzobispo. “La ocasión ha marcado la conclusión del centenario de las apariciones en Fátima en 1917, cuando el mundo estaba experimentando los terribles efectos de la Primera Guerra Mundial”, ha dicho el Arzobispo.
Recordando el fallido intento de reconciliación del gobernador del estado de Plateau, Simon Bako Lalong, Mons. Kaigama señala que “no es demasiado tarde” para buscar la paz, destacando los puntos de unión entre las dos poblaciones.
“Es un hecho que muchos Fulani hablan la lengua Irigwe y muchos Irigwe hablan la lengua Fulani como prueba del largo período de convivencia pacífica, pero los acontecimientos de la semana pasada indican que la coexistencia pacífica, armoniosa y fraterna ha sido gravemente herida”, dice el Arzobispo. “Ambas tribus se ofrecen mutuamente la rama de olivo y son las que pueden restaurar la normalidad y la confianza. El entierro del 16 de octubre en Nkiedonwhro de 29 personas demuestra que ambas tribus necesitan hacer más para afrontar el futuro común con mayor optimismo”.
“Nuestros pensamientos van a todos aquellos que se ven afectados, dirigimos oraciones fervorosas a Dios para que les de el consuelo y la capacidad de decir 'nunca más' a la destrucción de vidas humanas, animales, productos agrícolas, hogares y medios de vida. Los muertos descansen en paz”", dice Mons. Kaigama.
El arzobispo por último denuncia la responsabilidad de las fuerzas del orden en prevenir las masacres: “Es muy preocupante que, a pesar de la presencia de agentes de seguridad, las personas puedan morir en una escuela primaria donde se refugiaron, incluso durante las horas de toque de queda impuesto por el gobierno local”.
El ejército está fortaleciendo su presencia militar en el área e incluso la aeronáutica militar
está desplegando algunos aviones de caza para tratar de bloquear los enfrentamientos.
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