Homs – El padre Jaques Murad, el sacerdote secuestrado en la zona de Homs el 21 de mayo, era conocido y querido en la zona de la aldea de Al-Qaryatayn, donde vivía, en el monasterio de San Elia, gracias a su trabajo de acercamiento, diálogo, cercanía y amistad hacia toda la comunidad local, en una zona de mayoría musulmana sunita. Por eso, afirma una fuente de Fides de la iglesia local, “los líderes musulmanes de la comunidad, los jefes de la aldea, los jefes de los clanes han condenado el secuestro y hoy están tratando de abrir un canal e individuar una vía para su liberación”. Sin embargo, “por ahora los esfuerzos han sido vanos, ya que parece que las personas o grupos que lo han secuestrado están fuera del tejido social, étnico y religioso de la zona”.
Según nuestra fuente, “la rapidez entre la caída de Palmira, ciudad cercana, y el secuestro del P. Murad, que se produjo poco después, sugiere un vínculo con el Estado islámico . Si esto se confirma, no sería una señal prometedora: las autoridades islámicas locales no tienen influencia en el IS. La hipótesis que se mueve es que algunos habitantes de la zona, por puro odio sectario, lo han tomado para entregarlo o venderlo al Estado islámico”.
El padre Murad residía en el pueblo de Al-Qaryatayn, cerca de Homs, desde hacía más de 10 años. Desde 1991 había ayudado a cavar para recuperar los restos del antiguo monasterio de San Elías, donde vivía. Ahora el monasterio está cerrado. El sacerdote, de la misma comunidad monástica que el padre Paolo Dall'Oglio, animaba la parroquia siro-católica local, de unos 300 fieles, promoviendo numerosas iniciativas ecuménicas e interreligiosas, construyendo una armonía sustancial entre todas los diferentes partes étnicas y religiosas locales.
En los últimos dos años, con el estallido de la guerra, la propaganda sectaraia se ha agudizado y grupos yihadistas han empezado a menospreciar y despreciar a los no musulmanes. “El padre Jaques vivía un compromiso constante al diálogo, la oración, la reconciliación. Promovía el trabajo conjunto, la solidaridad entre las familias de las diferentes religiones, era un ejemplo de servicio humanitario sin etiquetas religiosas o étnicas. Su vida es un ejemplo que combate el sectarismo”, continúa nuestra fuente.
Se está tratando de obtener su liberación entre “la comunidad local, las autoridades islámicas, las personas de buena voluntad. Pero va a ser difícil, ya que no hay puentes con el IS, y son una entidad sin vínculos con la comunidad en el territorio”, concluye la fuente de Fides.
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