La Paz – “La crisis por el Covid-19 en la que estamos sumergidos está creando sufrimiento, incertidumbre, temor y cansancio en toda la población. Nuestro recuerdo y homenaje a las víctimas de esta pandemia, a sus familiares y a los que están sufriendo la enfermedad en estos momentos, o sus consecuencias económicas y sociales.
Este es momento para cultivar y crecer en solidaridad y fraternidad, salir del individualismo y buscar juntos el bien común, como nos ha recordado el Papa Francisco”. Lo escriben los Obispos de Bolivia en su comunicado, publicado ayer, 11 de enero, en el que invitan a los católicos a Cuidar la vida y la salud propias y de los otros en el contexto de la “segunda oleada” de Covid-19.
El informe del Ministerio de Salud del 11 de enero reveló 1.392 nuevos contagios de Covid, elevando el número total a 175.288, con 9.415 muertes, de una población total de 11 millones y medio de habitantes.
“Cuidar la vida y la salud propias y del otro se convierte en una obligación moral de primer orden. Por eso llamamos a cuidarnos para cuidar, como una exigencia humana, que está por encima de toda otra consideración” escriben los obispos, que rechazan “opiniones y actuaciones temerarias que ponen en riesgo la propia vida y la de los demás”. Además ponen en guardia contra esas opiniones sobre todo “si se basan en supuestos principios religiosos que, menosprecian los consejos de bioseguridad de los expertos y técnicos en salud, invitando a una falsa seguridad en Dios, que no tiene en cuenta la inteligencia, don del Señor y el sentido común; o desaconsejan las medicinas y demás medios propuestos por los expertos, creando confusión y poniendo en grave peligro la vida y la salud”.
Los obispos recuerdan que el Santo Padre Francisco ha invitado a los responsables políticos y a las empresas farmacéuticas a “garantizar el acceso a las vacunas contra el COVID-19”, pero “existen opiniones que contradicen las orientaciones de los pastores de la Iglesia y se oponen al Evangelio de la vida, predicado por Cristo”. Luego citan la reciente nota de la Congregación de la Doctrina de la Fe, sin pretender “juzgar la seguridad y eficacia de las vacunas, porque su evaluación es competencia de los investigadores biomédicos”, afirma que: “la moralidad de la vacunación depende no sólo del deber de proteger la propia salud sino también del deber de perseguir el bien común”.
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