Managua - “La situación es muy tensa. El gobierno ve a la Iglesia como un enemigo y mira con suspicacia cada palabra y cada movimiento de lsus miembros por lo que sucede desde abril de 2018 cuando estallaron fuertes protestas contra el gobierno. Hay varios casos de intimidación por parte de la policía contra presbíteros y religiosos”. Es lo que explica a Fides un sacerdote nicaragüense que solicita permanecer en el anonimato por razones de seguridad, recordando el reciente asalto a un sacerdote por la policía .
La reunión de los últimos días entre un delegado de la Organización de los Estados Americanos y el presidente Daniel Ortega no produjo nada nuevo y la crisis en la que el país se ha sumergido durante diez meses continúa. Desde el principio, la Iglesia ha entablado un diálogo entre las partes y la Conferencia Episcopal ha sido convocada por el gobierno para presidir la Comisión de Diálogo Nacional. Pronto, sin embargo, el presidente acusó a la Conferencia Episcopal de “ser cómplice de los golpistas". Aunque “las actividades pastorales se están llevando a cabo con relativa normalidad", el sacerdote cuenta a Fides que la vigilancia sobre la Iglesia es constante. Y añadie: “Aquí en la parroquia, la policía viene todos los días para ver quién asiste a la misa y escucha lo que digo en la homilía. Se infiltran para escucharla y grabarla”.
El suyo no es el único caso. Otros sacerdotes están sujetos al mismo trato. Incluso “tres obispos están en el punto de mira de la policía”. Al menos tres sacerdotes, además del cardenal Brenes, el obispo auxiliar de Managua, Báez, y el Nuncio Sommertag, fueron atacados en el pasado. Aunque las protestas han sido prohibidas algún tiempo y las calles están tranquilas hoy, según reveló un líder de la juventud católica a Fides, “los arrestos arbitrarios continúan y al menos doce jóvenes están en huelga de hambre en el sistema penitenciario”.
La gente, nota el párroco, “evita hablar de política”. “Recientemente, la noticia del suicidio de un joven perseguido por el gobierno ha sacudido a la opinión pública”, explica. “Vivimos en un ambiente de miedo y gran inseguridad. Incluso la policía de tránsito circula con Kalashnikovs”. Los presos políticos serían al menos 777, según fuentes de la oposición. La reunión entre el representante de OEA y el presidente Ortega supone una débil esperanza para que se abra el diálogo. Ortega dijo que estaba dispuesto a discutir una reforma electoral, pero no convocar elecciones anticipadas y liberar a los presos políticos, como lo solicitaron el organismo multilateral y la Conferencia Episcopal.
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