Rabat - La visita que el papa Francisco está a punto de hacer a Marruecos los días 30 y 31 de marzo será "un gran acontecimiento para nuestra Iglesia", dice el arzobispo de Rabat, mons. Javier Gómez. Como se informa en una nota de la Arquidiócesis de Rabat recibida por Fides y difundida por toda la diócesis, "será un evento muy exigente de dos días, lleno de encuentros significativos", empezando por el de los migrantes de la Caritas diocesana de la capital y el del centro social dirigido por las Hijas de la Caridad, en las afueras de la ciudad. También está prevista una visita al Instituto Mohamed VI para la formación de imanes, predicadoras y predicadores, y un encuentro con el rey y el pueblo marroquí en la explanada de la Mezquita de Hassan.
"Todos los cristianos que quieran encontrarse con el papa durante la celebración de la misa pueden hacerlo -continúa monseñor López-, será necesario tener paciencia para esperar y pasar las medidas de seguridad necesarias, pero será esencial estar allí. La eucaristía, culminación y fuente de toda la vida cristiana, será también la culminación de la visita del papa Francisco y la fuente de todo lo que resultará de su presencia entre nosotros.
Mons. López señala: "El papa vendrá a Marruecos como pastor universal, padre de todos los cristianos católicos, una persona de buena voluntad que quiere conocer a todos. Y para todos, se presenta como un 'siervo de la esperanza'. Viene a llenarnos de esperanza, a darnos fuerzas, a recuperarnos del desaliento, a infundirnos entusiasmo; viene a anunciarnos el Evangelio".
"Por nuestra parte, debemos acogerlo como un ser humano como nosotros, un instrumento que nos señala a Cristo, la voz que anuncia su mensaje, el Evangelio. Nuestra preocupación y deseo no debe ser estrechar su mano o llevar consigo un selfie. Hay que prestar atención a la escucha de sus palabras, a la recepción de su mensaje, atestiguado por las palabras y los gestos. ‘Cuando el sabio señala el sol con el dedo, el idiota mira a su dedo’, dice un proverbio. El Papa no es el sol; él es el dedo; miremos al sol, que es Cristo, y no al dedo. Llega el papa: preparémonos", concluye mons. Cristóbal.
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