Formosa - "Ser misionero es una vocación, una llamada y una elección" dijo a la Agencia Fides mons. José Vicente Conejero Gallego, quien llegó como misionero a la diócesis argentina de Formosa en 1976, de la que es obispo desde 1997. El prelado subrayó que "Jesucristo es el enviado del Padre, el misionero por excelencia, enviado para llevar a cabo una misión. Jesús es enviado para llevar a cabo la salvación y la reconciliación de los hombres con Dios y el nuevo pacto".
"Después de Jesús, María, en el texto de la Visitación, después de haber dicho su sí a Dios y de tener a Cristo en su seno, es movida por el Espíritu Santo a ir a proclamar la misericordia de Dios, el cumplimiento de sus promesas, y a dar una ayuda solícita, como dice San Ambrosio, a su anciana prima Isabel. De este modo, trae el anuncio de la buena nueva del Señor y el servicio concreto a su hermano", añadió mons. Conejero.
El obispo de Formosa reiteró a Fides que "Pablo es el misionero y el apóstol por excelencia, cuando comienza la Carta a los Romanos, se dice servidor de Jesucristo, elegido y llamado a predicar y anunciar la Buena Nueva". A partir de estos testimonios, mons. José Vicente Conejero Gallego destacó que "ser misionero es ser como Jesús, ungido y enviado para anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios. Ciertamente, unidos a la Iglesia, que envía y realiza esta misión a través de personas concretas. En resumen, ser misionero es ser enviado, elegido, convocado, para llevar a los hombres la alegría de la Buena Nueva de Jesús, amándolos, sirviéndolos y gastándose por ellos".
Para el obispo, el mes extraordinario misionero de octubre de 2019 representa una oportunidad para "animar a toda la Iglesia, que por su naturaleza es misionera, como dice el decreto ad gentes". De aquí se desprende que "el objetivo fundamental de este mes es sensibilizar a toda la comunidad eclesial, a todo el Pueblo de Dios, a todos los bautizados, como dice el lema, bautizados y enviados". Por último, mons. José Vicente Conejero Gallego espera que "en las Iglesias particulares, todos podamos tomar conciencia de que somos misioneros por naturaleza y que, por tanto, habrá un mayor impulso misionero en toda la Iglesia para anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios y construir la Iglesia, en diálogo con las culturas y los pueblos, para que podamos avanzar en la construcción de la única familia humana". .
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