ÁFRICA/MARRUECOS - La vieja Biblia arrugada del prisionero: cuando Dios entra en prisión

Agenzia Fides Fez - La cárcel puede no ser un infierno o un lugar de desesperación, sino un espacio donde Dios se encuentra con el hombre, herido y sufriendo. Y puede incluso convertirse en un lugar donde dar testimonio de la propia fe. El misionero padre Matteo Revelli, sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas y párroco de San Francisco de Asís en Fez, está convencido de ello, refiriéndose a su reciente experiencia. "Fui a visitar a los prisioneros detenidos en la prisión de Fez. Tres de ellos, que serán liberados dentro de unos días, me han dado un paquete bastante pesado, con tres Biblias arrugadas dentro", dice el párroco.

"Uno de ellos me dio una Biblia grande y vieja, que pesaba por lo menos una libra y media, arrugada, engrasada, pegada, subrayada, con páginas faltantes. Luego me llevó a un lado para decirme que la Biblia había estado con él durante 20 años, que la había ganado como primer premio en un concurso de cultura bíblica en su país. La llevó consigo y siempre la leyó durante sus viajes de aventura alrededor del mundo en busca de fortuna".

"Durante años había estado llevando cocaína en su maleta, desde algún país latinoamericano a Europa o África", explica el p. Revelli. "Me confesó que, por un sentido de moderación, nunca se atrevió a llevar la Biblia en la misma maleta que la droga. Un día fue llevado durante su última escala en Marruecos, donde pasó 9 años y solo conoce el aeropuerto y las dos cárceles donde se alojó con otros prisioneros, incluidos los marroquíes. Ahora, cuando sale de la cárcel, conoce perfectamente el dialecto marroquí y la Biblia. Me dice que la Biblia fue su único apoyo durante su encarcelamiento y que ahora ya no necesita ese libro escrito, porque mientras tanto lo ha aprendido de memoria. Él me lo confía para que yo se lo dé después a otro preso". El misionero añadió con emoción que "al tomar esa Biblia grasienta y arrugada y ver mi Biblia ordenada y limpia, casi sentí vergüenza. Esa Biblia habla de la vida de un hombre que encontró la Palabra de Dios en cautiverio: hoy, como él, otros prisioneros pueden tener la misma experiencia gracias al humilde y desinteresado apoyo espiritual que los sacerdotes, religiosos y laicos ofrecen a los prisioneros de Fez.
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