Port-au-Prince – "El momento es grave, porque hay violencia contra la vida. Deploramos la pérdida de vidas y bienes registrados recientemente en las manifestaciones. Aprovechamos esta oportunidad para expresar nuestra solidaridad con las víctimas y los familiares de las víctimas.
La hora es grave, la pobreza aumenta, el bien común está amenazado. ¡El país está al borde del abismo! Esta situación no puede durar más ". Así es como los Obispos de la Conferencia Episcopal de Haití escriben sobre la terrible situación de violencia general que vive el país después de que la población saliera a las calles para manifestarse contra el gobierno del Presidente Jovenel Moïse.
El sábado 9 de febrero, en Puerto Príncipe, un niño de 14 años fue asesinado durante una manifestación, otra persona murió el domingo 10 en Jacmel , según informaron los medios locales. La policía utilizó gas lacrimógeno para dispersar a los cientos de jóvenes de los barrios más pobres que marcharon el lunes 11 en una de las principales arterias de la capital. Los disparos resonaron en las calles aledañas. En la confusión las tiendas fueron saqueadas. Según información local, tal movilización nunca había sido vista.
La ira popular se está intensificando con el empeoramiento de las dificultades económicas sufridas por la mayoría pobre. Ante una inflación que ha superado el 15% durante dos años, la primera solicitud de los manifestantes es tener algo para comer. La frustración se vio agravada por la publicación, a fines de enero, de un informe del Tribunal de Cuentas sobre la gestión desastrosa y las posibles desviaciones de fondos prestados desde Venezuela a Haití desde 2008 para financiar su desarrollo.
La situación de tensión continúa. Los bloqueos de carreteras se reportan en varias ciudades donde los eventos tuvieron lugar el lunes 11 de febrero. Por temor a la violencia, la gran mayoría de las escuelas, empresas y administraciones permanecieron cerradas. A partir de la movilización nacional de la oposición, el 7 de febrero, que marcó los dos años del mandato presidencial de Jovenel Moïse, se organizaron manifestaciones menores espontáneas en los principales centros urbanos. Fueron acompañados por barricadas construidas por jóvenes que detuvieron a cualquiera que intentara cruzarlos, incendiaron vehículos, saquearon tiendas, en un ambiente de intimidación que paralizó a la capital, Puerto Príncipe.
Por eso los obispos católicos llamaron a todos: "a la conciencia de los ciudadanos de los diferentes partidos por una decisión patriótica", según su mensaje, publicado el lunes por la noche, 11 de febrero, y enviado a la Agencia Fides. "Debemos encontrar una solución inteligente que tenga en cuenta los mejores intereses de la nación y la defensa del bien común, en este sentido recurrimos a la conciencia de los ciudadanos de los diversos partidos políticos para una decisión patriótica, incluso si es a un costo elevado". "El 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes y Día Mundial de los Enfermos, los invitamos a orar por Haití, dirigiéndo nuestras miradas al Señor", concluyen los Obispos.
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