Almaty - Los trabajos de reconstrucción de varias fábricas petroleras anunciados por Makhambet Dosmukhambetov, Viceministro de Energía de Kazajstán, traerán “mejoras en la calidad de vida de los kazajos”. Ennio Fano, ingeniero y experto en políticas ambientales, lo explica así a Fides. Fano asegura que con más inversiones en los recursos fósiles impulsados la administración de Kazajstán, unidos al fuerte impulso dado a las energías renovables, se podrá proporcionar a la población servicios esenciales, como calefacción en los hogares.
La perspectiva vinculada al desarrollo está vinculada al compromiso y las actividades de la Iglesia católica en el país: como queda en evidencia en la Encíclica “Laudato si” del Papa Francisco, “la tecnociencia, bien orientada, es capaz de producir cosas realmente preciosas para mejorar la calidad de vida del ser humano”. Según lo que indica el documento papal, la Iglesia kazaja también trabaja para abordar los problemas relacionados con el desarrollo, como parte de su compromiso social. Esto se demuestra, por ejemplo, por la presencia activa de católicos locales durante la Exposición Internacional de 2017 en Astana dedicada a la energía.
El tema también se encuentra en el centro de la agenda del gobierno de Kazajstán, que ha colocado a la “Seguridad energética mundial” entre los diez “desafíos” presentes en el programa de desarrollo “Kazajstán 2050”. Ennio Fano explica: “En Kazajstán, la energía hidroeléctrica está muy presente, mientras que la energía eólica y fotovoltaica están en desarrollo. Por lo tanto, la política de inversión con respecto a los recursos fósiles está en línea con la planificación energética anunciada el año pasado. Hoy el objetivo es mejorar la infraestructura para el petróleo y el gas, no solo para fines de exportación, sino también para mejorar la calidad de vida de la población, en particular con la difusión de gas para uso civil”.
Según los datos publicados por el Ministerio de Economía de Kazajstán, en los primeros siete meses de 2018, el país ha sido el protagonista del desarrollo constante, con un crecimiento del 4% del PIB. Sin embargo, el promedio nacional esconde una realidad muy diferente: con la excepción de las dos ciudades principales, Astana y Almaty, en los suburbios y pueblos no hay servicios esenciales como electricidad, agua y sistemas de calefacción.
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