Beirut - En vísperas del comienzo del nuevo año escolar, por segundo año consecutivo, las escuelas católicas y todas las instituciones educativas privadas vuelven a retomar el curso en situación de crisis. Es la preocupación que ha centrado los trabajos de la XXV Conferencia Anual de Escuelas Católicas que comenzó el martes 4 de septiembre en la escuela de las hermanas Antonianas de Ghazir. Este año la conferencia se centró precisamente en los problemas que ponen en riesgo la misma continuidad de la presencia de las escuelas católicas en el contexto libanés actual: de 2005 a 2018 se cerraron al menos 24 instituciones educativas católicas y en los últimos dos años ha crecido la incertidumbre sobre otras tantas escuelas pertenecientes a congregaciones religiosas. Una ley de 2017 pondría en peligro la sostenibilidad económica de estos centros. La norma establece un nuevo nivel de retribuciones para los trabajadores públicos, incluidos aquellos del sector educativo. Los aumentos salariales impuestos por las nuevas reglas del gobierno, que entraron en vigor de inmediato para los maestros de las escuelas públicas, representan un problema grave para la sostenibilidad financiera de las escuelas privadas libanesas.
Como informó la Agencia Fides , los obispos maronitas ya a principios de septiembre de 2017 habían pedido al gobierno revisar el mecanismo de subidas salariales puesto en marcha por las nuevas normas o bien hacerse cargo de financiar el aumento del salario de los profesores de las escuelas privadas. Desde entonces, todas las iniciativas tomadas para sensibilizar a las instituciones políticas para encontrar soluciones a la emergencia educativa libanesa no han tenido éxito. La gran mayoría de las escuelas privadas aún no han implementado por completo la ley que prevé el aumento de los salarios de los maestros para así evitar tener que aumentar las cuotas a los estudiantes. Por su parte, las autoridades hasta ahora han ignorado las solicitudes de subsidios para las escuelas privadas administradas por la Secretaría General de las escuelas católicas.
La crisis, como se señaló en su discurso Hanna Rahme, obispo Maronita de Baalbek, ha generado tensiones dentro de la comunidad educativa y ha alimentado el conflicto entre los profesores y las congregaciones religiosas propietarias de las escuelas. En su intervención, el patriarca maronita Bechara Boutros Rai, hablando de los problemas de las escuelas y la falta de respuestas adecuadas por parte de las instituciones políticas, utilizó palabras muy duras contra los políticos libaneses a los que acusó de empujar al Líbano a una parálisis casi total, impidiendo su crecimiento económico y las reformas, alimentando la corrupción y dando lugar a una gestión sectaria y partidista de las instituciones y los recursos nacionales.
“Este régimen, entre otras cosas, les permite permanecer en el poder y repartirse las cuotas y los puestos vacantes así como las riquezas del Estado excluyendo a la mayoría no partidista de la población”, dijo el Patriarca. El Primado de la Iglesia Maronita también recordó “el deber del Estado de ayudar a los padres de los estudiantes que han elegido la escuela privada, en una situación sociopolítica en la que la crisis económica y el aumento de las tasas de desempleo también empujan a muchas familias de clase media hacia la pobreza”.
Todas las intervenciones de la conferencia han recordado el servicio prestado a la construcción de toda la nación libanesa por las escuelas católicas, comprometidas en alimentar en las generaciones más jóvenes la solidaridad entre diferentes comunidades religiosas, la aplicación de los principios de la ciudadanía y la lucha contra la discriminación sectaria.
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