Sídney - La falta de vivienda es una emergencia en Australia, donde aumenta el número de personas que no pueden hacer frente a los retos de un mercado inmobiliario despiadado: el último censo habla de más de 116 mil indigentes. Es un desafío que tiene consecuencias "corrosivas" en todos los aspectos de la vida cotidiana: la familia, el trabajo y el estudio. Este es el tema sobre el cual reflexionará la Iglesia australiana en la Jornada por la Justicia Social, que se celebrará el domingo 30 de septiembre.
“La casa es un derecho de toda persona, como afirma la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y las enseñanzas de la iglesia”, subraya Mons. Vicente Long Van Nguyen, presidente de la Comisión de "Justicia Social" de la Conferencia Episcopal.
Proponiendo la figura del ‘Buen samaritano’ como modelo, el obispo recuerda que cada persona está llamada a responder a la misma pregunta del protagonista de la parábola del Evangelio: “Viendo en la calle a tantas personas que necesitan ayuda, lastimadas por la violencia, la desgracia o la pobreza, nos encontramos ante la misma pregunta: ¿seguimos nuestro camino indiferentes o nos detenemos a ayudar?”.
“Además de las personas sin hogar, existe un verdadero ejército que tiene que luchar para poder mantener un techo sobre sus cabezas, combatiendo cada mes para pagar el alquiler o la hipoteca. Suelen ser personas que tienen empleo, pero cuyos ingresos apenas llegan para alimentar a sus seres queridos”, señala el obispo.
La esencia del mensaje de la Jornada evidencia como la atención de la Iglesia sobre estos temas se ha visto fortalecida por las palabras y las acciones del papa Francisco hacia los pobres y los desamparados, especialmente en la ciudad de Roma. La Conferencia Episcopal invita a las autoridades a tomar medidas para permitir que cada individuo tenga acceso a un alojamiento seguro y exhorta a todos los ciudadanos a ser solidarios con las personas sin hogar.
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