Masaya – La Iglesia católica en Masaya ha decidido celebrar el Santo Patrón San Jerónimo, que se celebra el 20 de septiembre, en oración y silencio, sin expresiones públicas y renunciando a la tradicional procesión religiosa, en una ciudad donde la policía ha matado a tantos manifestantes que piden una Nicaragua libre y en paz. Pero algunos grupos, organizados por el gobierno local, tomaron una estatua no original del santo, organizaron una procesión: el desfile no fue autorizado por la Iglesia en la cual han participado solo pocas personas, solo empleados del municipio e incluso empleados del estado llevados en autobús desde otras ciudades. Todo esto para demostrar la supuesta "normalidad" de la que habla el presidente Ortega a los medios de comunicación. Sin embargo, la procesión encontró que las iglesias estaban cerradas y no hubo participación popular. En Masaya, la fiesta de San Jerónimo es generalmente un baño de masas, y hay momentos únicos en que el Santo recibe homenaje y un agradecimiento especial de parte de la población como cuando sale de la iglesia. Pero esta vez, no fue así, no hubo sacerdotes, ni oraciones, ni siquiera miembros de confraternidades religiosas que usualmente llevan la estatua del santo sobre sus hombros a través de las calles de Masaya. Incluso las puertas de las casas estaban cerradas al paso de la procesión.
Mientras tanto, según lo aprendido por la Agencia Fides, los líderes católicos continúan instando a participar en manifestaciones pacíficas y populares para exigir justicia y legalidad. El Obispo de Matagalpa, Mons. Rolando José Alvarez, interviniendo en las redes sociales, invitó a todos los creyentes y ciudadanos no católicos a una gran peregrinación el 24 de septiembre a Matagalpa para pedirle a la Virgen de la Merced paz y justicia.
Mientras tanto, después de más de cinco meses de protestas contra Ortega, el 21 de septiembre, el Día Internacional de la Paz se celebró con un sin número de expresiones artísticas en las que se pide la intervención de las organizaciones internacionales, que en las últimas semanas han empezado a considerar que la democracia en Nicaragua "está en riesgo".
La Iglesia Católica espera la reanudación de la mesa de diálogo, pero continúa denunciando la violencia del gobierno y la violación de los derechos humanos fundamentales, el trato injusto de las familias de los presos políticos, que no se pueden visitar. Muchos de estos "presos" son encarcelados por "terrorismo".
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