Colombo - La Cáritas de Sri Lanka celebra 50 años de actividad al servicio de los pobres, de los marginados y de la paz. De hecho, según la información de la Agencia Fides, la organización contribuyó de forma importante a la paz y al desarrollo durante la guerra civil. En aproximadamente treinta años de conflicto, miles de personas se vieron víctimas inocentes de la guerra. Perdieron sus hogares y sus medios de subsistencia, sufriendo el luto, la discapacidad, el trauma y el desplazamiento forzado. “Como resultado de todo esto, miles de familias quedaron destruidas”, ha dicho el padre Mahendra Gunatilleke, director nacional de Cáritas Sri Lanka, a la Agencia Fides. Según el director, Cáritas Sri Lanka ha continuado su ministerio de muchas maneras entre los que han vivido inmensos sufrimientos debido a la guerra.
“La guerra terminó en mayo de 2009, dejando un rastro de destrucción de vidas y propiedades, y de un profundo desgarro de la dignidad humana. Cáritas Sri Lanka, respaldada por su amplia experiencia en el campo de la reconciliación y la reconstrucción, apoyada por la federación de Caritas Internationalis, ha implementado con éxito numerosos programas para beneficiar a estas personas”, continúa.
La Iglesia en el norte de la isla, donde tenían sus bases los rebeldes tamiles, siempre ha sido “un punto de referencia para el pueblo en sus luchas y dificultades”, recuerda el p. Gunatilleke. La Iglesia ha perdido diez sacerdotes en el norte y este de la isla durante la guerra, y muchos otros llevan las marcas en sus cuerpos de los trauma y las lesiones sufridas. Cave mencionar de forma especial al director de Cáritas de Vanni, el p. Wasantha Seelan, que sufrió la amputación de la pierna, debido a las heridas sufridas al encontrarse en medio del fuego cruzado, y también a dos miembros del personal de Cáritas de Jaffna que perdieron la vida mientras prestaban asistencia.
Muchos voluntarios en los centros diocesanos de Cáritas han servido a la población con gran dedicación, haciendo frente a sufrimiento y peligros. “Cáritas Sri Lanka reconoce el rostro de Cristo sufriente en todos los que ha cuidado”, dice el padre Gunatilleke.
Gracias a los partner internacionales, Cáritas pudo brindar también asistencia material, socorro, agua y servicios higiénico-sanitarios, intervenciones psicosociales y asistencia educativa, ayudando a mantener en vida a los supervivientes y a satisfacer sus necesidades básicas.
Además lanzó un Centro especial de Cáritas para la Asistencia Humanitaria en la “Menik Farm”, en el distrito de Vavuniya, para realizar un screening de los refugiados de guerra. Miles de hombres, mujeres, jóvenes, niños y personas con discapacidad fueron alojados en el Centro, donde los voluntarios realizaron un gran esfuerzo para coordinar las ayudas. Este apoyo allanó el camino para el re-asentamiento gradual de los refugiados en sus lugares de origen. Posteriormente, en las aldeas donde se comenzó el re-asentamiento, Cáritas ha trabajado para reconstruir infraestructuras, viviendas y fuentes de sustento.
En las diócesis de Anuradhapura, Batticaloa, Jaffna, Mannar y Trincomalee, se realizaron refugios temporales o transitorios para más de 2,400 familias; y hogares permanentes para 2,500 familias. “Las cicatrices de la guerra son muy evidentes en estos desplazados internos. Es por eso que Cáritas ha lanzado varias intervenciones psicosociales para superar los traumas”, concluye el Director.
En los últimos años, Cáritas ha establecido 40 “Aldeas de paz” en las 9 provincias de la isla, lugares donde continúa trabajando por la paz, la curación y la reconciliación, promoviendo lazos de amistad entre los participantes de etnia singalés y tamil.
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