Limon – "Los actos de violencia que ocurrieron, han generalizado un clima de miedo en la población y han superado la línea de respeto por la vida y la convivencia, incluso quitando la vida a uno de nuestros jóvenes": estas son las palabras con las que el Obispo de la diócesis de Limón, Mons. Javier Gerardo Román Arias, deploró, en una nota enviada a la Agencia Fides, los recientes incidentes violentos ocurridos en el contexto de la huelga nacional. En la provincia de Limón, de hecho, las protestas fueron explotadas por grupos de vándalos para crear el caos. La semana pasada, durante tres noches consecutivas, algunos grupos saquearon tiendas, cerraron las calles y arrojaron bombas de fabricacion artesanal contra dos camionetas comerciales y una torre de telecomunicaciones.
Monseñor Román Arias apeló a creyentes y autoridades, porque no es correcto que los responsables de estos actos de violencia sean tomados como referencia para "estigmatizar a todas las personas que viven en esta provincia". "Estos dolorosos acontecimientos no deben leerse en forma aislada -añadió- sino como una expresión del descontento social que existe en nuestra provincia debido a la situación histórica de falta de oportunidades, que requiere una respuesta global y no paliativa".
Durante 10 días, la huelga general de empleados públicos ha casi paralizado el país. La protesta, que comenzó con pequeñas manifestaciones, se ha ampliado al responder, según los medios locales, a una reacción demasiado fuerte y violenta de la policía hacia los manifestantes. Según algunos observadores, es la huelga más grande que se ha visto en el país durante casi 20 años, y la población se ve afectada por la falta de servicios en las áreas de salud, educación y transporte. Es probable que los problemas en la distribución de la gasolina y en el sector del turismo bloqueen el país, porque son el alma de la economía costarricense.
Los empleados protestan porque el gobierno les ha quitado muchos beneficios a los funcionarios públicos, ha aumentado la carga fiscal y ha reducido los gastos del servicio público, lo que ha provocado la reacción de todos los sindicatos. Desafortunadamente, en estos días ha habido enfrentamientos violentos e incluso la muerte de un joven de 17 años por una bala disparada por la policía.
Solo después de 10 días ayer, 19 de septiembre, fue posible organizar una reunión entre el gobierno y los sindicatos para encontrar una solución. Union Sindical, un conglomerado de asociaciones entre las que predominan los docentes y operadores de hospitales, ha acordado sentarse a la mesa, a la que también han asistido algunos obispos que representan a la Conferencia Episcopal.
"Lo más importante es restaurar los canales de diálogo y comunicación", dijo Steven Nunez, un delegado del gobierno, al final de la reunión, en medio de fuertes críticas del sector privado por la supuesta tolerancia del gobierno ante las recientes medidas de presión y pérdidas causadas por la huelga. Las autoridades aún no han cuantificado el efecto económico general de las huelgas, pero la principal asociación de empleadores se ha quejado de las "millonarias" pérdidas, mientras que las agencias de viajes informan que hasta el 50% de las reservas han sido canceladas.
Publicar un comentario