Bangkok – Las mujeres refugiadas, provienen de países asiáticos y africanos como Somalia y Pakistán, y han llegado a Bangkok, la capital de Tailandia enfrentándose a la guerra, la violación y la opresión sistemática. Escapan por necesidad, obligadas a pagar a los contrabandistas, a veces abandonadas y robadas. Son estas las mujeres a las que ayuda el Servicio Jesuita a Refugiados de Bangkok, que ha puesto en marcha un proyecto específico de asistencia psicológica y material a las mujeres refugiadas. Según la información de la Agencia Fides, el proyecto ofrece apoyo y asesoramiento a las mujeres somalíes y pakistaníes y a chicas no acompañadas.
“Las mujeres refugiadas son en su mayoría víctimas de violencia sexual, y son extremadamente vulnerables. Las ayudamos a que se sientan menos solas”, dice Jennifer Martin, consultora psico-social del JRS. “Después de terribles experiencias, las mujeres pueden compartir sus sentimientos y desarrollar un sentido de solidaridad y de compartir. El choque de estar en una cultura diferente puede ser abrumador y crear tensiones, especialmente para las mujeres mayores. Las mujeres y las chicas se enfrentan a grandes desafíos como ganarse la vida. También se encuentran en un lugar donde se les considera ilegales” dice Martin en el comunicado enviado a la Agencia Fides.
El JRS tiene como objetivo construir la cohesión del grupo, como un factor de protección a largo plazo para las mujeres que comparten sus experiencias de ser víctimas de la trata. Frente a los problemas legales sin resolver para los refugiados, señala el JRS, es difícil ayudar a estas chicas a adaptarse al nuevo entorno. Pero la socialización y la relación humana les devuelven su dignidad y la confianza.
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