Yangon – “Se espera que nuestros líderes sean buenos padres para toda la nación. En nuestra cultura, los padres son venerados como divinidades. Según nuestras tradiciones, nuestros líderes tienen el derecho y el deber de promover el bienestar de todos”: es el llamamiento hecho por el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon, a los líderes de la nación de Birmania. En un mensaje enviado a la Agencia Fides y publicado con motivo del “Día de los padres”, el cardenal ha dicho: “Durante 50 años, en los oscuros días de la dictadura, la gente no tenía familia. Cuando llegó la democracia, esperábamos que trajese el espíritu de familia a todos. Hay grandes expectativas puestas en nuestros líderes: la nación los mira para hacer de este país una verdadera familia”.
Pero el Cardenal Bo también señala las principales dificultades de este camino: “Nuestra economía está rompiendo a las familias. Millones de nuestros jóvenes están lejos de sus padres. Nos han hecho pobres, y la integridad de la familia está erosionada por la pobreza en el país. El espíritu de familia es débil. La mayoría de los hijos e hijas de Myanmar son pobres”.
El último censo - recuerda al Cardenal - proporciona un doloroso 40% de la población de Birmania que vive por debajo del umbral de la pobreza y en los estados de Chin y Rakine la pobreza llega hasta el 70%. La pobreza genera el fenómeno de la migración, y en muchos pueblos sólo hay personas muy mayores con niños muy pequeños. “Las familias se dividen aún más por la trata de personas en las ciudades fronterizas. Las familias se desmoronan por falta de educación, por las amenazas de las drogas, o por el conflicto armado”, dice el arzobispo.
Por esto, el cardenal señala: “nuestros gobernantes no han estado a la altura de nuestras expectativas como padres. Se han convertido en mecenas de un capitalismo clientelar, como el Papa ha advertido en América del Sur, en una economía que tiene como único motivo el beneficio”.
El texto del mensaje continúa: “El mundo se hace una pregunta: ¿nuestros gobernantes son líderes para todos o sólo para unos pocos? Durante siglos hemos vivido juntos como hermanos y hermanas. Las diferentes religiones vivían en armonía. Durante cinco décadas, Myanmar ha sido una sociedad modelo de compasión, aunque las personas estaban oprimidas por hombres malvados”.
Pero a partir de 2010, “nuestros líderes, que son como nuestros padres, no han podido controlar las manifestaciones de odio difundidas por algunas franjas religiosas extremistas. La guerra se extiende en varias partes del país. Nuestros hermanos y hermanas, de todas las religiones y razas se ven afectados por este odio. Más de 200.000 de nuestros hermanos ahora son desplazados internos”.
El cardenal concluye: “¿sabrán los gobernantes de este país evitar cualquier tentación de discriminar a las personas por motivos de raza o religión? ¿sabrán aceptar la igualdad y construir una nación unida como una sola familia? Independientemente de su voluntad, nuestros líderes necesitan nuestras oraciones. Oremos por nuestros padres: los gobernantes”.
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