Maputo – Cada año, en los Estados del este de África nacen unos 10 mil niños con labio leporino y deformaciones en el paladar, un problema congénito que puede afectar al desarrollo de los niños. Según la Ong internacional Africana Medical and Research Foundation, este tipo de malformaciones surgen durante el embarazo y se asocian con factores genéticos. Los niños no sólo tienen dificultades para comer, beber, hablar, oír o respirar correctamente, sino que además son considerados como un tabú o un castigo por algún mal cometido por un antepasado y muy a menudo se les oculta o abandona, llegando incluso a asesinarlos.
Estas malformaciones pueden también hacer que la lactancia sea difícil, con la consiguiente dificultad de supervivencia y de un crecimiento equilibrado. Para evitar que estos problemas interfieran en el desarrollo, los niños deben someterse a intervenciones quirúrgicas en los primeros meses de vida y en todo caso dentro de los dos primeros años. Sólo de esta manera se asegura de que el pequeño podrá hablar correctamente y no tendrá ningún problema de audición o de alimentación. Desafortunadamente, la mayoría de los pequeños africanos afectados no tiene ninguna posibilidad de acceso a este tipo de intervención sencilla que dura sólo 45 minutos.
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