Bishkek – “La Iglesia Católica en Kirguistán tiene un gran arraigo pero ha sufrido grandes cambios a lo largo de la historia. Está presente en el país desde hace al menos 150 años en los que la comunidad católica ha sido conformada por ciudadanos alemanes, polacos o ucranianos. Durante décadas, estas personas han vivido en la clandestinidad bajo las persecuciones del régimen soviético pero, a pesar de esto, la fe ha sobrevivido”. Es lo que explica a Fides Anthony Corcoran, un jesuita tejano y administrador apostólico de Kirguistán. “Cuando llegué a este país, les pregunté a las personas qué significaba su fe para ellos. Me dieron respuestas diferentes y muy sencillas. Sabían las cosas esenciales de Jesús, que nació pobre y que había hecho milagros. Estaban muy apegados a la señal de la cruz. Casi todos ellos respondieron que ser católico representaba un vínculo con la propia familia, con la fe de los propios abuelos, pero casi ninguno de ellos había visto nunca a un sacerdote. Hoy tratamos de garantizar el acompañamiento espiritual, pastoral y sacramental a estas personas”, explica el jesuita.
El legado de una “fe entregada por los abuelos” tuvo que lidiar con el gran fenómeno migratorio tras la caída del régimen soviético. Monseñor Corcoran explica que “entre 1990 y 2000, muchos católicos se marcharon. Los nietos se quedaron así que ahora creemos que tenemos entre 600 y 1.500 católicos dispersos por todo el país. Dado el pequeño número de fieles, probablemente la mayoría no conocen a la Iglesia católica. Muchos lo vinculan con los deportados de Alemania, y nos llaman “la Iglesia alemana”. Pero quienes nos conocen nos tienen mucho respeto, porque nos relacionan con obras de misericordia: hace años, durante la guerra civil, los católicos ayudaron a todo el mundo, independientemente de su origen étnico, por lo que son vistos como aquellos que ayudan a los demás sin tener en cuenta sus creencias”.
Hoy Kirguistán es un país pequeño con una población de casi 6 millones de habitantes: “De estos, el 87-90% de la población se considera musulmana. Los ortodoxos representan el 8-11% del total, y las demás confesiones cristianas constituyen una minoría muy pequeña. A pesar de esto, trabajamos libremente porque hay mucha tolerancia religiosa. Obviamente, todo depende de la mentalidad de las personas: algunas están más abiertas, otras menos. Un evento que ha impresionado mucho a esta parte del mundo fue el viaje del Papa a los Emiratos Árabes Unidos, porque fue cubierto por los medios locales y se consideró un signo de gran respeto por parte de la Iglesia hacia el Islam”.
Actualmente hay tres parroquias en Kirguistán en las ciudades de Bishkek, Jalal-Abad y Talas, pero muchas comunidades pequeñas están distribuidas en las áreas rurales del país. Los católicos locales pueden contar con la asistencia espiritual de siete sacerdotes, un religioso y cinco monjas franciscanas.
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