Ciudad de México - “Nuestro país se enfrenta constantemente a diferentes pruebas y adversidades, pocas oportunidades de trabajo y educación, la alta inseguridad y la llegada de un nuevo gobierno, con la carga que conlleva de incertidumbres y esperanzas”. En estas circunstancias, los obispos mexicanos, en su mensaje a principios de año, notan que “nuestras poblaciones están pidiendo una Iglesia cercana y un compañero de viaje” y reafirman su compromiso con la construcción de la “Casa Común”.
En el texto enviado a la Agencia Fides con fecha de 8 de enero y firmado por el Presidente y por el Secretario General de la Conferencia Episcopal Mexicana, -monseñor Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey, y monseñor Alfonso Miranda Guardiola, obispo Auxiliar de Monterrey-, aseguran: “La realidad de la inseguridad y la violencia crece sin medida, obligando a nuestra gente a vivir con miedo, con dolor e incertidumbre. La Iglesia peregrina en México está comprometida a contribuir con todos sus recursos al bien común con sus enseñanzas, su cuidado pastoral y su doctrina, abriendo espacios para el encuentro, el diálogo y la construcción de la paz”. Los obispos reafirman su deber de anunciar el Evangelio, de apoyar la implementación del Plan para la construcción de la paz de la Iglesia, que “en colaboración con la sociedad civil, el gobierno y varias organizaciones, nos permitirá avanzar en la superación de la violencia y la consolidación de la paz”.
Recuerdan la asamblea plenaria del Episcopado que en noviembre aprobó al equipo nacional para la protección de menores y acogió con gratitud la invitación del Santo Padre a los Presidentes de las Conferencias Episcopales para una reunión en Roma para tratar este tema. “Hoy más que nunca estamos preocupados por el grito de nuestros hermanos migrantes. En fidelidad a la fe en Jesucristo, no podemos ignorar el sufrimiento de quienes buscan mejores condiciones de vida, cruzando la frontera para trabajar y contribuir al bien común, no solo de sus familias, sino también del país hermano que los recibe”.
Los obispos concluyen recordando que el cambio climático es un problema global, como lo recuerda Laudato Sì, y “uno de los principales desafíos actuales para la humanidad”, instando al país a “estar en la vanguardia de la custodia de nuestra Casa Común”.
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