Ouagadougou - Los líderes del golpe regresan a sus cuarteles, acordando el restaurar sus funciones, al Presidente de la transición, Michel Kafando, y los militares leales se comprometen a colocar sus tropas a 50 km de la capital, Ouagadougou, y a proteger a los golpistas y a sus familias. Estos son los principales puntos del acuerdo alcanzado para poner fin a la crisis en Burkina Faso. A la base del cual está el intento de golpe de estado del 17 de septiembre por parte del Regimiento de Seguridad Presidencial , la unidad de élite encargada de la protección del depuesto presidente Blaise Compaoré.El acuerdo se ha logrado gracias a la mediación de la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental y de Mogho Naaba, líder tradicional de los Mossis, el principal grupo étnico del país.
Mientras tanto, los obispos de Burkina Faso en una declaración recibida por la Agencia Fides condenan el golpe de Estado que “ha puesto un final brutal al proceso de transición y a las expectativas de todo un pueblo”. Los Obispos lamentan “la violencia y sus consecuencias fatales: la pérdida de vidas, lesiones y destrucción de la propiedad” y ofrecer “sus sinceras condolencias a las familias de las víctimas”.
El mensaje también advierte que si el golpe hubiera tenido éxito, la Unión Africana habría impuesto sanciones económicas contra Burkina Faso, con consecuencias desastrosas para una población que ya vive en la precariedad. Tras recordar el derrocamiento por aclamación popular de Compaoré a finales de octubre de 2014, los Obispos concluyen con una invitación a rezar por la paz en el país, lanzando un llamamiento a las partes para resolver la crisis mediante “un verdadero diálogo, claro, franco y respetuoso de los valores por los que el pueblo se ha alzado”.
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