AFRICA/REP. CENTROAFRICANA - “Dios existe y Dios sabe”: un misionero da una explicación esperanzadora de los nombres del Primer ministro y del arzobispo de Bangui


Bangui (Agencia Fides) - “El choque entre estas dos facciones (los ex rebeldes Seleka y las milicias anti-Balaka) ha envenenado el país y continúa causando víctimas inocentes”, escribe el padre Frederick Trinchero, misionero carmelita descalzo, superior y maestro de estudiantes en el convento de Notre Dame du Mont Carmel en Bangui, capital de la República Centroafricana.

“La locura de la guerra no ha perdonado a las familias de mis hermanos: a algunos les han asesinado a un miembro de la familia, a otros les han quemado o saqueado la casa. Si los Seleka, y aquellos que los apoyaron, están sin duda, en el origen de la situación en la que nos encontramos, los anti-Balaka han demostrado una violencia igual, o superior, a la que les ha precedido y provocado”, dice el padre Trinchero.

“Los anti-Balaka, que no son musulmanes, no pueden llamarse a sí mismos cristianos. Si lo fueran, sus acciones dicen lo contrario”, añade el misionero, que afirma que “los obispos han denunciado en repetidas ocasiones la reacción popular violenta, los medios de comunicación han interpretado apresuradamente como cristianos. Pero, debido a que no son musulmanes, la confusión era inevitable. Nos consuela el saber que, a pesar de que todo esto es una vergüenza, hay cientos, quizás miles, de musulmanes que han encontrado refugio en las parroquias y monasterios repartidos por todo el país, salvando literalmente la vida. Pero el éxodo de esta minoría ha comenzado. Muchos musulmanes - y entre ellos también algunos de nuestros más queridos amigos - se han visto obligados a abandonar el país, a pesar de haber nacido aquí”.

“A esto se añade un efecto secundario que hará que sea aún más difícil la economía ya frágil de la República Centroafricana. Los pocos negocios - especialmente, pero no sólo, la venta al por mayor y al por menor de alimentos básicos - estaba en manos de los musulmanes. El futuro de Centro-áfrica, incluida la economía, es una auténtica incógnita”.

El p. Trinchero termina con una nota de esperanza: “En este panorama desolador, se ha producido, el 20 de enero, un signo de distensión: la elección de un nuevo presidente en la persona de Cathérine Samba Panza, ex - alcalde de Bangui, que a diferencia de los que le precedieron goza del apoyo popular. El nuevo presidente ha nombrado ya a un nuevo primer ministro, cuyo nombre lo dice todo: Nzapayeke, que significa 'Dios existe'. Un gran tándem con el arzobispo de Bangui, cuyo apellido, Nzapalainga, significa 'Dios sabe'. Luego: 'Dios existe y Dios sabe'. Estas dos certezas, que nunca han faltado en el corazón de todos los centroafricanos, ya sean cristianos o musulmanes, son más que suficientes para no desanimarnos, sentirnos seguros y caminar hacia adelante”. (L.M.) (Agencia Fides 14/2/2014)



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