VATICANO - La hna. Palmide Gamba, con corazón de madre ha generado muchos hijos e hijas en la fe


Ciudad del Vaticano - La hna. Palmide Gamba, de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, ha fallecido el pasado 18 de mayo de 2021, el funeral se ha celebrado el 20 de mayo en la capilla del convento de las hermanas, en Grottaferrata . “Su diligente dedicación a la misión de la Iglesia china y el extraordinario celo apostólico puesto en el acompañamiento espiritual de las hermanas chinas en Italia y en su servicio a Propaganda Fide” han sido recordados por el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el cardenal Luis Antonio G. Tagle, en su mensaje de pésame a la Superiora General de su instituto. “Nunca dejó de afrontar cada problema con corazón de madre – ha dicho el Cardenal-, con discernimiento y confianza, hija de la virtud teologal de la Esperanza, se sentía llamada a comunicar la buena noticia del Evangelio a todos”.
Nacida en Brescia el 21 de julio de 1935, asistió al noviciado de Grottaferrata, donde emitió los votos temporales el 19 de marzo de 1965, y los perpetuos en Macao el 11 de abril de 1971. Había estudiado Lenguas y Literaturas Extranjeras en la Universidad de Pisa, Pastoral Catequética en París y Literatura China en Taiwán, donde durante muchos años se dedicó generosamente al trabajo pastoral. En la vida religiosa ocupó varios puestos de responsabilidad: profesora, superiora, consejera general y provincial, formadora, directora de la asociación de laicos, miembro del “equipo de China”...
Tras varios años de servicio en las oficinas del Dicasterio Misionero en el Vaticano, se le encomendó la tarea de formación y acompañamiento de las hermanas chinas en Italia que venían a Roma a completar sus estudios. Su deseo era ir a llevar la Buena Nueva a la China continental, recuerdan quienes la conocen desde hace tiempo. No le fue posible a causa de la situación política, pero del mismo modo contribuyó “a distancia” a la realización de su deseo formando intelectual, espiritual y humanamente a las hermanas chinas que llegaban a Roma.
La fe, la sencillez, la humildad y la alegría eran algunas de las virtudes y cualidades que encarnaba la hermana Palmide. Era una mujer llena de amor a Cristo, un bello ejemplo de cómo amar al Señor y a los hermanos. Era una verdadera “madre” que engendró muchos hijos e hijas en la fe, especialmente para la Iglesia en China, ayudó a muchos a acercarse a Cristo, a creer en Él dando testimonio del amor del Evangelio no con palabras, sino con la vida. Para muchos ha sido una verdadera madre, hermana y amiga. A su intercesión se encomiendan ahora las Hermanas Franciscanas Misioneras de María y la Iglesia en China, para poder continuar la providencial obra de evangelización recorriendo el mismo camino trazado por ella.



Agenzia Fides
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