En el sur de Sudán, mons. Stephen Nyodho Ador Majwok, obispo de Malakal, la diócesis más grande del país, dijo que 238.000 km2 del territorio de la diócesis están invadidos por el agua. El obispo pidió al gobierno que declarara un estado de desastre nacional para hacer frente a la emergencia.
Según un informe de la ONU, desde julio, las inusualmente intensas lluvias estacionales han devastado vastas zonas del sur de Sudán, afectando a unos 908.000 kilómetros cuadrados. Se espera que las lluvias continúen al menos hasta finales de noviembre, poniendo en riesgo a más personas. Según el documento, el drama se ve acentuado por el hecho de que "en los 32 condados inundados de Jonglei, Alto Nilo, Warrap, Equatoria Oriental, Bahr el Ghazal Septentrional, Unidad y Lagos, más de 3 millones de personas ya necesitaban ayuda antes incluso de que comenzaran las lluvias". El sur de Sudán está tratando laboriosamente de salir de la desastrosa guerra civil que estalló en diciembre de 2013 y que causó un gran número de refugiados y desplazados internos.
En Somalia, según otro informe, al menos 182.000 personas han sido desplazadas por las inundaciones, que han devastado campamentos, infraestructuras y carreteras. En el estado de Hirshabelle, el río Shabelle se desbordó en la ciudad de Belet Weyne y sus alrededores el 26 de octubre. Tres personas, incluyendo dos niños menores de 10 años, se ahogaron. Ayer, 28 de octubre, un barco con 20 personas a bordo zozobró cerca de Belet Weyne, causando al menos una decena de víctimas.
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