Lahore – “Pakistán finalmente ha roto un tabú, al menos por ahora. Se trata de la denuncia de abusos sexuales, violencias, violaciones y asesinatos de miles de menores. Aquí existe una cultura del silencio y de la vergüenza que está profundamente enraizada”, ha dicho a Fides el P. Mushtaq Anjum, misionero Camiliano pakistaní. “Sin embargo - continúa el sacerdote - el caso reciente de la pequeña Zenaib Ansari, una niña de Kasur, en Punjab, ha conmocionado al país. Y en la sociedad civil, se han multiplicado los cortejos y marchas para exigir justicia y el fin de la impunidad”.
En esta campaña contra el abuso infantil, no ha faltado el apoyo de tantas mujeres paquistaníes famosas que se han hecho presentes y han compartido sus historias en las redes sociales con el hashtag #justiceforZainab. El otro hashtag #MeToo ha sacado a la luz muchos otros casos de violencia: la actriz Nadia Jamil ha revelado que sufrió abusos sexuales por primera vez cuando tenía cuatro años. “Me decían que no hablara por respeto al honor de mi familia, pero ahora no siento vergüenza ni por mí, ni por mis hijos. Soy una mujer fuerte, orgullosa y sobreviviente”, ha dicho Jamil.
Maheen Khan, diseñadora de alta costura paquistaní, ha declarado que fue violada por el mullah que era su maestro del Corán: “Temblaba de miedo día tras día”. Frieha Altaf, actriz y modelo, ha escrito que fue abusada sexualmente por el cocinero de la familia desde la tierna edad de 6 años, agregando que “la única vergüenza en estos casos es guardar silencio”.
El P. Mushtaq explica a la Agencia Fides: "La sociedad paquistaní protege el honor a expensas de la justicia. La vergüenza y la humillación impiden a las personas exponerse y denunciar esta brutalidad inhumana”.
En Pakistán todavía hay pocas denuncias de violencias sexuales. En el 2016, se registraron oficialmente 4.139 casos de abuso infantil, alrededor de 11 casos por día. En el primer semestre de 2017, según la organización “Sahil”, comprometida con la protección de los menores, se denunciaron un total de 1,764 casos de violencia infantil. Pero esto es solo la punta de un iceberg y la mayoría de las violencias permanecen secretas e impunes.
“La gente se avergüenza de hablar abiertamente sobre este crimen. Se necesita una mayor conciencia. Las personas necesita controlar más a sus hijos. A menudo los criminales son miembros de la familia, son vecinos o personas de confianza”, ha señalado el Camilo.
“Además, es urgente revisar el sistema general de valores en la sociedad paquistaní. El Gobierno, el sistema judicial y político deben estar orientados hacia la protección exclusiva del ser humano. Ahora más que nunca es necesario educar a la sociedad, fortalecer el sistema judicial y poner en marcha herramientas educativas y políticas para transformar la mentalidad actual, con el objetivo de alzar la voz y proteger a los débiles y a los pequeños" concluye el sacerdote.
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