AMÉRICA/PERÚ - Los mártires peruanos dan un nuevo impulso a la misión

Agenzia Fides Chimbote – El 9 de agosto de 1991 p. Michal Tomaszek y p. Zbigniew Strzalkowski, dos jóvenes frailes conventuales polacos de Cracovia, que desde hacia un par de años vivían en los Andes peruanos, llevando el Evangelio a la gente de Pariacoto, fueron secuestrados por un comando de unos veinte guerrilleros de la organización revolucionaria maoísta “Sendero Luminoso”. Entraron en el pueblo y en su pequeño convento, se los llevaron y poco después, al final de un juicio sumario, los mataron en el campo, no muy lejos, en el lugar que ellos mismos habían llamado "San Damián" y donde se retiraban en oración. Los guerrilleros motivaron con estas palabras el asesinato de los dos frailes: "engañan al pueblo porque distribuyen comida de Caritas, que es el imperialismo; con la recitación del rosario, el culto a los santos, la misa y la lectura de la Biblia predican la paz y así la gente se duerme”.
Unos días más tarde, no muy lejos de este lugar, en la misma diócesis de Chimbote, otro misionero, el sacerdote italiano don Alessandro Dordi, de 60 años, y desde hacia 11 en Perú, perteneciente a la comunidad misionera del Paraíso, sufrió la misma suerte, cayendo víctima de una emboscada de Sendero Luminoso. Después de celebrar la misa en Vinzos, pueblo del Valle del río Santa, su coche fue detenido por unos hombres enmascarados, los dos catequistas que lo acompañaban fueron alejados por la fuerza y don Alessandro asesinado. Era el 25 de agosto de 1991.
La sangre de los dos jóvenes franciscanos polacos, junto con la del sacerdote diocesano italiano, llegados de otras tierras para proclamar a Cristo, se ha mezclado con decenas de miles de víctimas inocentes del conflicto interno que desde 1981 se ha opuesto a las formaciones de Sendero Luminoso de inspiración maoísta, a las operaciones militares del ejército.
Los tres misioneros, unidos por el martirio, considerados protomártires del Perú, también han recibido el reconocimiento de la Iglesia, y fueron beatificados el 5 de diciembre de 2015 en Chimbote, frente a una multitud de treinta mil fieles. En su mensaje para la ocasión, el Obispo de Chimbote, Su Exc. Mons. Angelo Francisco Simon Piorno, explicó la expresión elegida para el logo de la beatificación: "Mártires de la fe y de la caridad, testigos de la esperanza". “Mártires de la fe, porque esto fue lo que les dio la fuerza para enfrentar la muerte inminente y mártires de la caridad, porque toda su vida estuvo dedicada a las comunidades rurales, con personas que vivían en la pobreza y la marginación. Por estas razones, se convierten no solo para nuestra diócesis, sino para toda la Iglesia del Perú, testigos de esperanza”.
En su visita a Perú, el Papa Francisco no podrá ir al lugar del martirio, sin embargo conoce bien la historia, y el 3 de febrero de 2015 aprobó su martirio "en odio a la fe". Durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Cracovia en julio de 2016, el Papa realizó una breve visita a la iglesia de San Francisco, donde se veneran las reliquias de los dos mártires franciscanos, pronunciando en este lugar una oración por la paz: "fortalecidos por el ejemplo de los benditos mártires del Perú, Zbigniew y Michele, que has hecho valientes testigos del Evangelio, hasta el punto de haber ofrecido su sangre, pedimos el don de la paz y la eliminación del azote del terrorismo”.
“Los dos misioneros franciscanos pueden ser considerados con razón como modelos para proponer a los jóvenes en su camino al Sínodo de octubre, dedicado a los jóvenes, a la fe y al discernimiento vocacional” subraya a la Agencia Fides Alberto Friso, un periodista que ha estudiado en profundidad la vida, formación, elección vocacional y muerte violenta de los dos religiosos polacos. “De hecho, se trata de dos jóvenes, de poco más de treinta años, sacerdotes recién ordenados, quienes fundaron la presencia de frailes conventuales en el Perú. Su elección radical, el deseo de seguir a Cristo, el significado de una vida dedicada a los demás puede decir mucho a los jóvenes de hoy”.
Alberto Friso remarca otro aspecto de sintonía con la enseñanza del Papa Francisco, en lo referente al tema de los suburbios y la pobreza: “Los Andes peruanos eran sin duda la periferia de la periferia del mundo, y estos misioneros eligieron vivir entre los pobres, pero siempre fuertes en la fe y llenos de amor”.
Se dedicaron a la difícil tarea de cuidar, desde todos los puntos de vista, de la población de diferentes aldeas. En todas partes dejaron el recuerdo de su humildad, pobreza, afabilidad, capacidad para comprometerse con el bien común, la vida comunitaria, la paz y la promoción del hombre, la auténtica esperanza que proviene del Evangelio.
También en la misma línea estaba don Alessandro, quien con la ayuda de la Caritas española abrió un centro para la promoción de las mujeres, organizó una asociación para madres, proporcionándoles herramientas para pequeños trabajos manuales de corte y costura, pero también cursos de primeros auxilios, higiene y salud. Del análisis cuidadoso de la documentación que condujo a su beatificación, se desprende claramente que fueron asesinados porque los guerrilleros de Sendero Luminoso consideraban que el trabajo pastoral y la fe eran un obstáculo para su propaganda. Don Alessandro había recibido repetidamente amenazas de muerte, pero no abandonó su misión. “Una tierra que ha sido regada con la sangre de los mártires, está llamada a generar nuevos cristianos bajo el ejemplo del Evangelio”, ha dicho el obispo de Chimbote, y esa tierra continúa dando al mundo nuevos misioneros que continúan la obra de evangelización y de promoción del hombre, hoy confirmada por el Sucesor de Pedro.
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