ASIA/KAZAKSTÁN - Los pobres son “el pan cotidiano”

Agenzia Fides Almaty - “El contacto con los pobres aquí es el pan cotidiano. Los pobres siempre están con nosotros. En todas nuestras iglesias hemos leído el mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de los Pobres, que también será estudiado y analizado por los diversos grupos de Cáritas”: explica a la Agencia Fides, fay Luca Baino OFM, un fraile menor que trabaja en la ciudad kazaja de Almaty.
En Kazajstán, la Iglesia Católica está organizada en cuatro regiones apostólicas. Los católicos han creado 21 pequeños centros sanitarios de base dirigidos gracias a la colaboración de toda la comunidad cristiana y a los que puede acceder cualquier persona sin distinción de etnia o religión. Fray Baino explica: “A menudo en nuestras parroquias, especialmente en las aldeas lejanas a las grandes ciudades, los feligreses son parte de esas categorías de las que habla el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada de los Pobres”. Pero precisamente este estado de necesidad, según el fraile, suele ser el primer paso hacia la Iglesia: “Si alguien, de cualquier credo religioso o incluso no creyente, se encuentra en un estado de necesidad, sabe que llamando a la puerta de la Iglesia Católica encontrará ayuda. Estamos preparados para ayudar de forma inmediata, en pequeños asuntos o necesidades diarias, al pobre que llama a nuestra puerta, sin preguntar a qué comunidad religiosa pertenece. A partir de aquí comienza un camino de conocimiento que se abre a la obra de la gracia de Dios y puede transformase en conversión”.
En su misión evangélica, la comunidad católica en Kazajstán promueve la dignidad humana y los derechos humanos, el desarrollo social y económico de los más desfavorecidos en un país que, desde el punto de vista de los recursos naturales es el que posee la mayor riqueza per cápita al mundo. Pero la riqueza no está redistribuida por igual, señalan los analistas, devido a la corrupción generalizada y a la fragmentación regional.
En el subsuelo del país se encuentra el 60% de los recursos minerales de la antigua Unión Soviética: hierro, carbón, petroleo, metano, metales para la electrónica, la ingeniería nuclear y misilistica. Desde que el país declaró la independencia de la Unión Soviética en 1991, la riqueza proveniente se sus minerales ha causado que el ingreso per cápita se haya cuadruplicado, mientras que el desempleo ha caído al 5%. Y mientras que en la época soviética alrededor de la mitad de la población vivía con un nivel de subsistencia, hoy la tasa de pobreza es inferior al 5%. En las principales ciudades como Almaty, Astana y Shymkent, es imposible ignorar el rápido aumento de la riqueza. En el transcurso de unos 25 años, el país ha pasado de una situación en que la mitad de su población era muy pobre a una en la que aproximadamente la mitad pertenece a la clase media.
El desafío más importante en la actualidad es reducir las fuertes disparidades entre las regiones, no solo en términos de rédito, sino también en términos de acceso a los servicios públicos, a la justicia, a la sanidad, a la protección y al respeto de los derechos humanos. De hecho, el rápido crecimiento económico ha traído consigo una mayor vulnerabilidad de las franjas más pobres, especialmente debido al aumento en los precios de los bienes de primera necesidad y de los servicios como el agua potable y los servicios sociales. Entre los grupos sociales con mayor riesgo de pobreza crónica se encuentran los desempleados y los trabajadores autónomos, entre ellos las mujeres.
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