Hong Kong - Corría el año 1963 cuando el joven misionero salesiano don Gaetano Nicosia llegó a Ka Ho, un rincón remoto de la isla de Coloane, Macao, para atender a un centenar de pacientes con la enfermedad de Hansen que vivían allí desde que se cerraron las leproserías en China. La situación de abandono y aislamiento, también sanitario, era dramática y se caracterizaba por la violencia y el suicidio frecuente. A la leprosería solo se podía llegar en barco, pero los barqueros no querían bajar a tierra y les enviaban la comida tirándola de la orilla con las cuerdas.
Don Nicosia nació el 3 de abril de 1915 en San Giovanni La Punta, provincia de Catania, Italia, y en 1935, antes de realizar su primera profesión salesiana, comenzó su misión en Hong Kong. Fue ordenado sacerdote en 1946, en la iglesia dedicada a San José en Macao, después de un primer periodo pasado en China en la provincia de Guangdong, en 1950, se dedicó a los estudiantes de la escuela San Luis en Hong Kong. Pero sentía un gran deseo de vivir la misión con los más pobres, con los leprosos. Cuando el obispo de Macao pidió ayuda a los salesianos para las leproserías de Coloane, don Nicosia pudo lograr su más profunda aspiración, que le condujo a ser conocido como el “ángel de los leprosos”.
Así se trasladó a Ka Ho y durante 48 años, desde 1963 hasta el 2011, vivió con los leprosos, transformando radicalmente aquel lugar de desesperación en un centro limpio y digno. Hizo llegar médicos y enfermeras para dar la atención médica adecuada, proporcionó una alimentación sana y variada, se renovaron las casas, se limpió y ordeno el ambiente. Gracias a su compromiso llego el agua potable y la electricidad. Se organizó una granja y un taller para las diversas artesanías, ya que cada uno tenía un trabajo o tarea para llevar a cabo. También se formó un consejo para discutir y tomar decisiones sobre la pequeña comunidad.
Don Nicosia vivió con ellos, garantizándoles la dignidad y el bienestar, pero también el anuncio de la fe cristiana: cuando llegó a la leprosería los católicos eran unos quince, pero poco a poco todos abrazaron la fe mediante el testimonio de su vida y su dedicación al catecismo. También se abrieron una escuela y una iglesia dedicada a Nuestra Señora de los Dolores.
En la década de 1970, unos cuarenta leprosos fueron dados de alta porque se habían curado, pero también el resto, unos setenta, poco a poco, regresaron a su vida en el mundo. Don Nicosia ayudó a muchos ex enfermos a ganarse la estigma que aún les faltaba y a reintegrarse en la sociedad. En 2011, todos los enfermos se habían curado y la mayoría de ellos trabajaba como maestros, empleados y profesionales. Don Nicosiatambién ayudó a los leprosos en la provincia de Guangdong, donde colaboró con las autoridades locales para recuperar enfermos y niños, leprosos, ofreciéndoles educación escolar y apoyo para su futuro.
Don Nicosia, sacerdote de gran espiritualidad, fue confesor y director de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. Murió en Hong Kong el 6 de noviembre, a los 102 años. Su funeral tuvo lugar el 14 de noviembre en la Catedral, antes del entierro en el cementerio de San Michele en Macao.
Con los años, muchas personas, gracias a la fe y el afecto de don Nicosia, quien recibió honores y premios por su trabajo del gobierno de Macao y de la Presidencia de la República Italiana, lo han apoyado en su labor de hacer el bien como hacía por todas partes donde iba, sabía que todos deben ayudar a hacer el bien. También se le dedicó un documental en 2015: “Don Gaetano Nicosia, el ángel de los leprosos”.
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