Port au Prince – En Haití, las personas viven en chozas, la mitad de la población no tiene acceso al agua potable, no tiene suficiente comida para alimentarse, y sufre la tasa de mortalidad infantil más alta de América Latina: uno de cada 10 niños no llegan a los cinco años de edad.
Tras el devastador terremoto en 2011 que causó la muerte de 200.000 personas y después de que, hace exactamente un año, el huracán Matthew provocase un millar de muertos y miles de desplazados, hoy se ha recibido la noticia de que fuertes lluvias están arremetiendo contra la Isla caribeña y ya han causado la muerte de 5 personas e inundado miles de hogares. La situación es particularmente alarmante para las personas más pobres que han construido sus viviendas sin los permisos necesarios cerca de canales y cursos de agua.
Afortunadamente desde la isla también llegan mensajes de esperanza, como el de los misioneros Camilos que, a través del padre Antonio Menegon, MI, que vive desde hace años en la isla, nos cuentan acerca de sus actividades diarias dirigidas principalmente hacia los niños discapacitados, los más pobres de la ciudadanía, que se han incrementado del 15% debido al terremoto.
“El miércoles, 1 de noviembre de 2017, fiesta de Todos los Santos, -dice el padre Antonio- inauguramos un nuevo hogar para 20 niños y adolescentes de 10 a 20 años en nuestro Centro para Discapacitados de Haití. Es un buen objetivo que abre el corazón a la esperanza, que hace que las vidas de estos niños sean más dignas y más humanas, y también es de gran ayuda para las familias haitianas más pobres que simplemente no pueden proporcionar asistencia adecuada a estos pequeños”.
“Además, el Foyer Saint Camille Center de Puerto Príncipe continúa con los cursos de formación para el personal que con amor y pasión atienden diariamente a los niños con discapacidad de 1 a 10 años en el mismo Foyer”, continúa el padre Antonio.
“Los quirófanos del Hospital Saint Camille en Puerto Príncipe han aumentado el número de cirugías, especialmente para niños con problemas de malformaciones y patologías que necesitan tratamiento quirúrgico.
En Jérémie, en el pueblo de Saint Camille, que alberga a 30 familias, estamos terminando la construcción de una pequeña escuela para ofrecer educación a 120 niños de primaria”, concluye el misionero.
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