Almaty - “Uno de los desafíos de Cáritas de Almaty es fomentar en las personas un espíritu y una sensibilidad hacia las acciones caritativas. Kazakstán no quiere ser considerado un 'país en vías de desarrollo', al contrario, se siente casi como los Emiratos Árabes Unidos, dadas las enormes reservas de petróleo disponibles. Muchos no entienden por qué es necesario incentivas una organización de asistencia, por lo que a menudo encontramos resistencia en la realización de proyectos, aunque no se trata de grandes resistencias. Estas situaciones hacen que nuestras obras despeguen muy lentamente”: explica a la Agencia Fides el p. Guido Trezzani, responsable de Cáritas de la Diócesis de Almaty. “Todavía somos una realidad muy pequeña porque llevamos funcionando solo tres años: Cáritas se fundó en 2001, pero las actividades solo han despegado a partir de 2015, en un enorme espacio geográfico”. La administración apostólica de Almaty, establecida por Juan Pablo II en 1999 y elevada a diócesis en 2003, abarca un área de aproximadamente 712,000 km2, con una población de casi 6 millones y medio de habitantes.
El p. Trezzani explica: “Uno de los problemas con los que lidiar es la falta de recursos humanos. Aquí el voluntariado casi no existía, por causa del legado soviético: las personas durante el régimen estaban acostumbradas a pensar que los problemas sociales eran relevantes para el estado. Esto ha creado una actitud de desinterés general; pero el sentido de la responsabilidad personal y la idea de contribuir, como ciudadanos y como sociedad civil, para responder a los desafíos y a los problemas sociales se está desarrollando lentamente”. Por esta razón, en la parte superior de la lista de prioridades de Cáritas Almaty, está “la formación de voluntarios potenciales dentro de las comunidades católicas de la zona”.
Los proyectos de Cáritas tocan las áreas de la salud y la protección social: en mayo pasado se lanzó un centro de rehabilitación y de actividades de preescolar para niños con síndrome de Down, y desde principios de 2017, se ofrece asistencia a personas ancianas. Estas son dos áreas de enfoque clave en un país en rápido crecimiento con una tasa de pobreza de menos del 5%, en la que hay sectores indigentes, especialmente en los suburbios, sin servicios esenciales como agua o electricidad.
Cómo explica el p. Guido, la caridad es también una oportunidad importante para el diálogo interreligioso dentro de una población al 67.8% de fe islámica: “En muchas situaciones, podemos colaborar con musulmanes y personas ortodoxas. Se trata casi siempre de un apoyo que parte de individuos particulares, porque, especialmente en el caso del Islam, no existe una institución real comparable a Cáritas, que promueva las obras sociales también con el voluntariado”.
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