Dhaka - “La visita del Santo Padre es una ocasión para mostrar la riqueza de Bangladesh al mundo, donde comunidades de diferentes confesiones religiosas y tradiciones sociales y culturales consiguen vivir juntas”. Así lo afirma en una entrevista con la Agenda de Fides el p. Kamal Corraya, designado por los obispos como responsable del Comité para los Medios establecido para la visita del Papa Bergoglio, que llegará a la capital, Dhaka, el jueves 30 de noviembre por la tarde después de su viaje a Myanmar. Originario de la ciudad de Gazipur, donde la presencia de católicos es particularmente significativa, el p. Corraya se encuentra en la estructura que alberga la Iglesia del Santo Rosario de Dhaka, “la primera catedral establecida en Bangladesh”, un edificio que data de 1677, restaurado varias veces, que también alberga las lápidas de los misioneros portugueses. El sábado 2 de diciembre, después de visitar la Casa de la Madre Teresa de Tejgon, contigua a esta catedral, el Papa Bergoglio se reunirá con “unos dos mil sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y novicios” antes de visitar el cementerio parroquial y de su reunión con los jóvenes del Collegio Notre Dame. “En el Colegio habrá unos diez mil estudiantes de todos los rincones del país, de todas las culturas y religiones. Esta es la riqueza de Bangladesh - observa el sacerdote - su diversidad, su capacidad de poder convivir a pesar de las dificultades”.
“El Santo Padre, con su mensaje de paz y armonía, nos ayudará a familiarizarnos mejor con la rica herencia cultural de nuestro país, de la cual estamos orgullosos, pero que a menudo se ve ofuscada por los estereotipos sobre la pobreza, el extremismo y los desastres ambientales”, nos explica el p. Corraya mientras que algunos trabajadores terminan unos arreglos en el suelo y otros se encargan de las jardineras. “Estas son obras que hacemos para darle la bienvenida de la mejor manera. La Iglesia financia solo una parte, y el resto proviene de donaciones privadas. Entro los que nos ayudan hay muchos musulmanes: en la comunidad islámica, muchos reconocen el papel de la Iglesia, especialmente en el campo de la educación. Y son aún más aquellos que aprecian el mensaje del Papa”. En Bangladesh, los católicos representan una pequeña minoría: hay alrededor de 370,000 según estimaciones del gobierno, entre una población de casi 170 millones de personas.
“El Santo Padre comenzó a ser más conocido y apreciado después de la masacre en Rana Plaza”, el edificio que albergaba a las empresas textiles y que colapsó en 2013, causando la muerte de más de mil personas. En esa ocasión, recuerda el p. Corraya, “el Papa Francisco condenó a los que explotan a los 'nuevos esclavos', refiriéndose a los trabajadores, y esto impresionó mucho a la gente, que lo ha sentido como alguien cercano”. Incluso en un país de mayoría islámica, hay consonancia entre las palabras del Papa y los sentimientos de la población: “El mensaje del Papa es un mensaje accesible para todos. Sencillo pero fuerte. Nosotros los bengalíes somos así. Sencillos, pobres, pero fuertes. Porque sabemos cómo regocijarnos con lo poco que tenemos. Es una felicidad a menudo incomprensible para aquellos que vienen de países ricos. Pero existe, es nuestra. Y con la visita del Papa Francisco podremos consolidarla y darla a conocer al mundo”.
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