Ciudad de México - “La Iglesia en México está muy involucrada y sigue con preocupación los eventos relacionados con las caravanas de migrantes, desde el lugar de origen hasta el de destino, mostrando solidaridad y hospitalidad en todo nuestro territorio nacional, desde Tapachula hasta Tijuana”, explica a Fides el padre Arturo Montelongo, secretario de la Comisión de Movilidad en la Conferencia Episcopal de México . El fenómeno de las caravanas de migrantes centroamericanos a los Estados Unidos continúa. Una gran caravana comenzó en octubre de 2018 con los hondureños que, exasperados por la pobreza y la violencia en su país, querían llegar a México para buscar asilo. El 21 de octubre miles más salieron de Guatemala. Después lo hicieron otras tres caravanas conformadas por salvadoreños que abandonaron su país, mientras que el 14 de enero de 2019 miles de hondureños marcharon desde San Pedro Sula.
El P. Montelongo destaca la falta de “líderes responsables que los guíen de manera segura y sin engaños, que les hablen con sinceridad y que no los dejen a la deriva. Muchos de ellos ni siquiera saben qué van a encontrar”. El sacerdote dice que está sorprendido por la fe entre los hombres de estas caravanas: “Traen consigo el entusiasmo de una vida mejor, son conscientes de las grandes dificultades que enfrentan y, a pesar de ser de diferentes denominaciones cristianas, saben que sin la ayuda de Dios sería aún más difícil avanzar”. “Los niños, familias enteras, jóvenes que pensaban que tenían un gran futuro en sus países de origen, se encontraron con una realidad muy diferente”, explica el padreArturo. Al mismo tiempo, el secretario destaca la gran participación de los ciudadanos y la respuesta favorable de todos ante la crisis humanitaria. “Se han creado muchas sinergias con los distintos gobiernos a nivel estatal y municipal así como a nivel federal”.
Al regresar de la reunión “Tex-Mex” en la que se vieron los obispos en la frontera mexicana con los del estado estadounidense de Texas, en El Paso, el padre Arturo dijo que también fue testigo de las quejas del obispo Raúl Vera y el padre Pedro Pantoja contra el gobierno del estado de Coahuila, que rechazó a los migrantes al enviar las últimas caravanas a Nuevo Laredo y Monterrey.
El secretario señala la necesidad de “políticas públicas atentas a los derechos humanos de sus conciudadanos” en los países de tránsito y destino. Y recuerda que “el Papa Francisco nos insta a acoger, proteger, promover e integrar, para transformar la sociedad mundial y definir de una vez por todas que la migración es un derecho y que los migrantes no son un peligro, sino una oportunidad para desarrollo”.
“La Iglesia en Estados Unidos también está trabajando para apoyar la causa de los migrantes”, señala el padre Montelongo. “Monseñor Mark Saitz, obispo de El Paso, - recuerda -, ha puesto a disposición las estructuras del seminario menor para abrir un refugio donde los migrantes que esperan la resolución de su situación puedan tener comida, refugio y atención médica”.
“Los obispos de los Estados Unidos, - concluye -, continúan manifestándose contra la política de inmigración caracterizada por la separación de familias, la detención de migrantes, la imposición de un sistema electrónico que los identifica como delincuentes y, especialmente, contra la construcción de un muro que separa no solo a las familia sino a ciudades enteras que históricamente tienen el mismo origen cultural”.
Publicar un comentario