Manila – “Matar a un ser humano significa violar su derecho a la vida que es inviolable e inalienable. Matar a un sacerdote, que es una persona consagrada, e impedirle que continue su apostolado por los pobres, los excluidos y los marginados, es un pecado aún más grave y un crimen que clama justicia al cielo. Estamos sufriendo estos asesinatos de sacerdotes y de pastores precisamente en el momento que la Iglesia celebra el Año del Clero y de los consagrados, signo del don inestimable de la vida”. Así lo afirma el Obispo Edwin de la Peña, que dirige la comunidad devastada de Marawi en la isla de Mndanao, a la Agencia Fides hablando sobre el asesinato de don Tito Páez, de 72 años, sacerdote de la diócesis de San José, víctima de una ejecución extrajudicial el 4 de diciembre de 2017 . Se trata del primer sacerdote católico asesinado bajo el gobierno del presidente Duterte. “Uno mi voz para denunciar este acto malvado que buscaba impedirle cumplir con su tarea profética de defender a aquellos que están injustamente privados de sus derechos humanos más básicos”, dice el Obispo.
El 3 de diciembre, el pastor protestante Lovelito Quiñones, de 57 años, fue asesinado a tiros en Mansalay, en la provincia de Mindoro Oriental. El mismo día, en la provincia de South Cotabato en Mindanao, ocho indígenas fueron asesinados por soldados del ejército filipino.
Grupos de la sociedad civil, organizaciones católicas y defensores de los derechos humanos deploran y condenan el asesinato de estos 10 activistas en pocos días, en vísperas del Día Internacional de los Derechos Humanos, que se celebra el 10 de diciembre. Según los grupos, que manifiestan disidencia en varias partes de Manila, el asesinato de civiles y activistas, a menudo por “escuadrones de la muerte”, recuerda la época de la dictadura de Ferdinando Marcos. Entre los grupos de protesta están el foro de la sociedad civil “Karapatan” y los “Misioneros rurales de Filipinas” que denuncian el “terrorismo de estado” y han convocado una gran manifestación en el Luneta Parl de Manila el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. Entre los presentes en la protesta habrá religiosas, religiosos, sacerdotes y jóvenes católicos y protestantes.
“El régimen despótico del presidente Duterte está transformando a todo el país en un campo de exterminio”, ha dicho Cristina Palabay, secretaria general de “Karapatan”, dando la voz de alarma sobre las violaciones de los derechos humanos en todo el país. “Los civiles desarmados se han convertido en objetivos de las fuerzas de seguridad del estado”, ha señalado, esperando “una investigación seria de los asesinatos”.
“Karapatan” atribuye los últimos ataques al programa militar de “contrainsurgencia” lanzado por Duterte, llamado “Oplan Kapayapaan”, similar al promovido por la administración de la ex presidenta Gloria Arroyo, que cometió 1.206 asesinatos extrajudiciales, en su mayoría activistas y presuntos partidarios de los grupos armados comunistas del “Nuevo Ejército Popular”. En un discurso el 29 de noviembre, Duterte instó a los soldados a disparar contra miembros del New People's Army.
Publicar un comentario