Santa Cruz de la Sierra – "Estoy muy agradecido de estar aquí entre ustedes y de empezar este Congreso Americano Misionero. Dejemos que las palabras del lema que nos convoca ‘América en misión: el Evangelio es alegría’ resuenen con fuerza en nuestros corazones y en nuestras mentes”. Con estas palabras, el Arzobispo Mons. Giovanni Pietro Dal Toso, Secretario Adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Presidente de las Obras Pontificia Misioneras dio inicio a su discurso durante la inauguración, ayer en la mañana, del Quinto Congreso Americano Misionero .
Señalando que la palabra "Congreso" en latín significa "caminar juntos", el Arzobispo dijo: "Caminamos desde diferentes lugares. Pero todos estamos llamados, más allá de la pertenencia nacional y cultural, por algo que nos une profundamente: la fe anunciada y difundida a través de la misión. La misión nos une, pero para hacer que otros se nos unan, y así cantar todos juntos un gran himno para la gloria de Dios. Las Pontificias Obras Misioneras están encantadas de apoyar este gran encuentro para mantener vivo el ardor misionero en el continente americano".
Después de destacar los servicios prestados por las Pontificias Obras Misioneras y su relación con las iglesias particulares, el Presidente de las OMP abordó tres temas fundamentales: "¿Por qué la misión?", "El contenido de las misiones” y "Prospectivas para las misiones". "La misión de la Iglesia nace en la vida misma de Dios – explicó. El Padre, el Creador, que envió a su Hijo, quiere ahora llamarnos a ser sus continuadores y sus colaboradores en la misión salvadora. La dinámica misionera divina surge de la incesante e inagotable fuente de la caridad del corazón del Padre y se expresa a través del envío del Hijo y del Espíritu Santo, y llega a nosotros para que podemos ponernos a su servicio".
Dios nos busca a través de la persona del Hijo, Jesucristo, quien se hizo hombre para liberar a los hombres del poder de las tinieblas y reconciliarlos con el Padre. "El renovado Jesucristo vivo, nuestro Salvador, nos convierte y nos transforma en coherente testigos del amor que nos salva. La primera actitud que me gustaría invitarles a asumir en el inicio de este Congreso –subrayó Mons. Dal Toso- es la que sugiere el Papa Francisco: Miremos a Jesús, el misionero del Padre, ' con el corazón abierto, dejando que él nos contemple; viniendo desde cada rincón de este continente y del mundo, elevemos nuestros corazones para contemplar el rostro del crucifijo resucitado."
Una segunda actitud sugerida por el Presidente de las POM se refiere a nuestra apertura y nuestra docilidad en relación al Espíritu Santo, que según San Pablo "viene para ayudarnos con nuestra debilidad": "El ardor, la creatividad, la lealtad en las misiones se mantienen vivos por si solos cuando renovamos la decisión de encomendarnos al Espíritu Santo". Mons. D reiteró que la proclamación de Cristo, quien murió y resucitó, "es el corazón de la misión: es el kerigma" como dice el Papa Francisco en el Evangelii gaudium; y añadió: "La misión de los apóstoles comenzó con este anuncio simple, y así ha continuado hasta llegar a nosotros. Hoy no podemos hablar de misión sin hacer referencia a los fundamentos de nuestra fe. Es un anuncio que quiere hacer vibrar, sobre todo, nuestros corazones, de modo que seamos capaces de hacer vibrar el corazón de quienes nos escuchan, de aquellos que encontramos... Entonces, en este congreso no tenemos que inventar nada nuevo, no podemos hacer sino regresar a la experiencia original de la Iglesia, que desde hace siglos ha encontrado su razón de ser en este anuncio. Por el contrario, lo que podemos y debemos preguntarnos es: ¿Cómo hacer resonar este anuncio en nosotros, sobre todo hoy? y ¿Cómo podemos hacer que resuene, tanto aquellos que creen como en aquellos que esperan una palabra de salvación estando fuera de nuestro rebaño? "Todos necesitamos crecer en el conocimiento de Cristo, y cuando este crecimiento se detiene, significa que hay más vida. La vida cristiana es una continua profundización de la fe, que tiene su inicio en el kerigma. Como discípulos misioneros estamos llamados a asumir personalmente este kerigma y hacerlo el centro de nuestro anuncio". Después de algunas consideraciones sobre la fe "como una virtud teológica y como contenido de las cosas que creemos", el Arzobispo insistió: "El contenido de la misión es el anuncio de Cristo muerto y resucitado, un anuncio dirigido a todos, que despierta la fe como virtud y que se desarrolla como conocimiento de los contenidos de la misma que da este anuncio prerromano. "
En la tercera parte de su intervención, Mons. D indicó algunas perspectivas de reflexión y de trabajo por una Iglesia que sea toda misionera, inspiradas en el pensamiento del Papa Francisco: La necesidad de orar por la misión y de profundizar nuestra fe, individual y comunitaria, porque no hay misión sin fe; la importancia del testimonio personal y comunitario, que refleje en nuestra vida el amor de Dios por el hombre; ser conscientes de ser misioneros de la Iglesia y en la Iglesia; la importancia de la catequesis en todos los niveles y en todas las diferentes circunstancias de la vida; valorar las experiencias misioneras de los nuevos movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades; hacer espacio para la preparación y para la celebración del Mes Misionero extraordinario de octubre de 2019, para que las iglesias renueven su impulso misionero.
Link correlati :Il testo integrale del discorso dell’Arcivescovo Dal Toso, in spagnolo
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